4-En tus brazos

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   —¿Dónde estabas?

   —Tenia que llamar a mis padres.

   —¿La bebé los extraña? —ve mi mala cara y antes de buscar su propia muerte, para de molestarme— okay no estás de humor, pero esto si te pondrá de humor. La próxima clase se canceló, el profesor tuvo una emergencia.

   —¿Y eso es bueno porque...?

   —Tendremos la cafetería solo para nosotros, eso no te puso feliz... ¿Tu mal humor es por el toque de la profesora o por algo más?

   —¿No crees que es raro? —Intento cambiar de tema— Es demasiado joven para estar dando clases, no tiene redes sociales, ni Facebook, ni instagram.

  —¿Qué es lo raro? ¿Qué sea joven, qué de clases o qué no tenga redes sociales?

   —¿La Googleaste?

   —Nop.

   —Trabaja desde muy temprana edad en una firma de abogados y hasta antes de estudiar abogacía, ya estaba rodeada de un montón de leyes, casos, se recibió a los 24 con honores, la primera de su clase, a los...

   —Me estás dando su currículum de vida y ti te parece raro que sea demasiado joven... —me mira entré cerrando los ojos— la rara eres tú.

   —Solo quiero entender.

   —¿En qué momento se convirtió en una perra?

   —Sí.

   Pero sobre todo, que es lo que me lleva a querer verla cada lunes, porque no es solo que me gusta este jueguito de tira y afloje, dónde nos desafiamos mutuamente hay algo más y aún no sé que es.

   —Hablando de...

   Entra a la cafetería, cuando ya se está vaciando de estudiantes que van a su próxima clase. Como siempre imponente no solo por su belleza, sino también por su andar segura y a paso firme. Pide un café dándonos la espalda mientras la observamos al otro lado de la cafetería.

   —Deberíamos irnos —tomo mis cosas.

  Últimamente los encuentros con ella, nos llevan a al parecer a ambas, a atraernos irremediablemente al campo gravitacional de la otra.

   —Pero todavía no has comido nada.

   —Se me quitó de repente el hambre.

  —No es por cierta persona que acaba de entrar... —Lo miro mal.

   —Es la segunda vez que tientas a la muerte hoy. Vamonos antes de que...  —doy un paso atrás y choco con un chico que me tira al suelo

   —Lo... lo siento no te ví —Largo un suspiro— déjame que te ayude a levantarte —antes de que él me ayude unas manos me ayudan a pararme por la espalda, ella otra vez.

   —¿Está bien? —dice con una voz preocupada—. Usted debería ver por donde va, la tiró al suelo con el impacto.

   —Estoy bien —ella sigue regañandoló— ¡Que estoy bien dije! No es para tanto, aparte fue mi culpa —quise dar un paso y me duele el pie.

   —No está tan bien, vamos a la enfermería —sin darme tiempo a reaccionar, ella me toma de la cintura para ir a la enfermería— podría ser un esguince. ¿Le duele mucho? —me mira y estoy ruborizada, tenerla tan cerca, su perfume, ella hace mi corazón latir con demasiada fuerza— ¿Está bien? Está colorada.

   —Tengo calor.

   —En invierno —Paramos frente a la puerta del baño y me hace pasar empujandome adentro—. A ver —me lleva la mano a la frente.

La favorita de la profesoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora