𝑶𝑵𝑬-𝑺𝑯𝑶𝑻𝑺 | ¿Quieres leer historias con tus personajes favoritos? Bueno, estas en el lugar correcto, lee sin miedo al éxito.
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— Vamos Finn, corre más rápido — grito Kaia mientras se reía del pelinegro quien tropezó con una rama y cayó de cara al suelo.
— Ya verás, te atrapare — grito él en respuesta.
Ambos corrían por la pradera en la que estaban. La familia Shelby había decidido dejar su vida de gansters por un día y simplemente tener un lindo picnic en familia lejos de todo.
Thomas estaba junto a sus hijos y Lizzie, Polly con Michael y Gina, Arthur con Linda, Ada junto a su hijo, John con Esme y sus niños. Y Finn con su bella novia, Kaia.
Ambos salían hace aproximadamente un año y medio y eran muy unidos, como uña y mugre.
La familia de Kaia era musulmana por lo cual ellos no aceptaban la relación más sin embargo a ella le daba igual lo que sus padres pensaran, al fin y al cabo ellos la habían echado de casa y si no fuera por la familia de su novio no hubiera salido adelante.
Los mayores reían mientras veían como la joven pareja jugueteaba. Estaban felices de que la chica al fin sea feliz.
Había estado meses encerrada en la habitación que compartía con Finn, sin salir o comer. Y ahora estaba feliz y renovada, sin duda todos le tenían un cariño especial a esa bajita chica de cabello color zanahoria.
— Vamos Finn no seas lento — se burló de su novio mientras seguía corriendo de él.
De un momento a otro cayó al suelo ya que Finn la había tomado del vestido logrando tirarla y colocándose junto a ella para reír sin parar.
Después de unos segundos el decidió hablar.
— ¿Te casarias conmigo? — pregunto, mientras la miraba.
Ella sonrió.
— Claro, en un par de años cuando seamos más mayores — respondió.
— Yo hablaba de casarnos ahora — comento él mientras se apoyaba en su brazo para verla mejor.
— No seas tontito, somos apenas adolecentes. Nos casaremos cuando cumplamos veinte, también tendremos una granja y dos hijos, también muchos animales, en especial perros y caballos — sonrió al ver el rostro de su amado
— ¿Solo quieres dos hijos? — hablo con burla él.
Kaia asintió quitandose el pelo de la cara.
— Si, solo dos. Si son más me volveré loca, los niños no me gustan si son muchos. Además también tendré que tener tiempo para cuidar a nuestros animales — le contó mientras acariciaba su nariz haciéndole cosquillas — ahora podemos aprovechar el tiempo y de paso trabajar, así cuando nos casemos ya podamos comprar nuestra granja y los animales. Un par de años después tendremos a los bebés —
— ¿Lo tienes todo planeado? —
— Esta hablando el que quería casarse teniendo dieciséis años — se burló de él.
