𝑶𝑵𝑬-𝑺𝑯𝑶𝑻𝑺 | ¿Quieres leer historias con tus personajes favoritos? Bueno, estas en el lugar correcto, lee sin miedo al éxito.
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Michael encendió un cigarrillo delante de ti y te quedaste mirándolo, sonriéndole para que te diera del cigarrillo que recién había encendido, sin embargo el negó con la cabeza.
- No, no voy a darte un cigarrillo, Thomas me matara si se entera que te deje fumar -
Le quitaste el cigarrillo de la boca y lo apagaste en el cenicero que estaba frente a ustedes.
- Si yo no puedo fumar tu tampoco puedes - Dijiste molesta.
- Eres una caprichosa, lo sabes - Murmuró.
Te acercas a el y te sientas en sus piernas, mirándolo a los ojos.
- Lo se, mis hermanos me dan todo lo que quiero - Pones una expresión inocente y le rodeas el cuello con tus brazos.
Una sonrisa se formó en los labios de Michael, mientras se apoyaba en el respaldar de la silla y te rodeaba la cintura con sus brazos.
- Eres peor que una niña caprichosa, peor que un demonio - Llevó su mano derecha hacía tu barbilla y te acaricio suavemente con su pulgar.
- Pero aún así sigues a mí lado - Dejas un beso en la comisura de sus labios.
Michael soltó una risa mientras te observaba sonriendo. Después de unos momentos en silencio, llevó su mano derecha a la parte de atrás de tu cabeza y te acerco hacía el, juntando sus labios con los tuyos en un beso apasionado.
Enredó su lengua con la tuya mientras continuaba apretando tu cintura entre sus brazos. Después de unos minutos, se separó un poco, sin romper el beso, y mordio ligeramente tu labio inferior, jalonandolo un poco antes de romper por completo el beso. Sus labios bajaron levemente dejando suaves besos por toda tu mandíbula y hacía tu cuello.
Apoyaste tus manos en su pecho gustosa de recibir sus atenciones.
El pelinegro empezó a dar besos en tu cuello, mordiendolo varias veces y dejando pequeñas marcas en el. Después de unos minutos, lamio la zona donde había mordido un momento antes y dejo otro beso. Se separó ligeramente de tu cuello y te miro a la cara, sonriendo.
- Eres... Irresistible - Enredó su mano en tu cabello.
- No me provoques así...sabes que no podemos hacer nada aquí - Murmuras en una queja.
Suelta una pequeña risa, su sonrisa se volvió más provocativa. Apreto tus caderas ligeramente acercandote mas a el.
- ¿Quién dijo que no podemos hacer nada? - Volteo la vista observando la puerta cerrada, luego te miro nuevamente.
- Mis hermanos pueden aparecer, o la tía Polly.... - Jadeas cuando sientes su dureza debajo de ti.
Michael suelta una pequeña risita más. Aprieta tu cintura y te acerca hacía el, para hablar cerca de tu oído. Su voz era mas rasposa y grave de lo normal.