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                            Jungkook



Sabía perfectamente que ella ya estaba sospechando, así que decidí no verme más con esa concubina que, además, llevaba ya varias veces sin estar con ella. No me satisfacía la chica.

Salí de mi habitación directo a la de Mi Nam. Hacía mucho tiempo que no estábamos juntos como dos amantes enamorados y necesitados, y la extrañaba mucho.

Estando ya en sus aposentos, la vi en su cama con un traje rojo bien sexy y provocativo.

—¿Y esta hermosa, sexy y ardiente bienvenida? —le dije con una sonrisa coqueta.

—¿No te gusta? —me dijo con una voz algo provocativa.

—Me encanta —le respondí.

—Entonces, toma asiento en un lugar cerca para que veas lo que haré hoy por ti.

Al decirme eso, no lo pensé ni dos veces; ya me encontraba sentado en un hermoso sillón que quedaba frente a la cama.

Ella alzó sus piernas lentamente y empezó a moverlas de una manera sensual mientras me miraba a los ojos.

Luego se volteó, dejándome a la vista su trasero, y comenzó a menearlo de una manera sexy como si estuviera teniendo sexo. Ufff, si quería volverme loco, lo estaba logrando.

—¿Qué quieres que haga esta noche? —su voz estaba tan sexy y provocativa que ya sentía un bulto en mis pantalones.

—Quiero que te toques por mí —dije con ardor—. Déjame ver cómo te tocas.

Ella sonrió y se acostó en la cama, empezando a bajar suavemente su mano hasta llegar a su intimidad.

Yo la observaba sin despegar mis ojos de ella. Había olvidado lo que era una noche con mi chica.

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                                   《Mi Nam...》




Esa noche estaba dispuesta a hacer todo lo que él me pidiera sin negarme.

Así que opté por hacer lo que me pidió.

Con mi mano derecha empecé a pasármela por todo mi cuerpo, hasta llegar a mi intimidad. Al llegar ahí, por encima de la ropa, empecé a masajear.

Dejé salir inmediatamente un gemido ahogado.

Pude ver cómo mi chico se mordía el labio inferior mientras me miraba con lujuria.

Aparté mis bragas y empecé a masajearme mejor. Movía mis dedos sobre mi clítoris en forma circular, dejando salir gemidos de mis labios.

—Mmmmm —los gemidos estaban incontrolables.

En todo momento miraba su rostro y él estaba que no daba más. Lo vi llevar su mano a su bulto y jadear.

—Ven aquí —le dije con mi dedo índice—. Tal vez quieres ayudarme.

Él no lo pensó ni dos segundos y ya estaba en mi cama, con su cabeza entre mis piernas y sus ojos posados en mi zona íntima.

—Oh nena —dijo con la voz ronca y sexy—. Extrañaba tanto escucharlo así que me excitó. Esta noche tendré el mejor encuentro de mi vida, eso ya puedo asegurarlo.

—¿Ah sí? —le pregunté inocente—. ¿Y cómo harás eso?

Él sonrió y sin esperarlo, ya tenía su lengua acariciando mi feminidad, haciendo que soltara un suspiro.

La Concubina del Sultán Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora