—No sé cómo lo harás ni cuando, pero en cuanto ella despierte, le darás un abortivo. No quiero a ese niño—aseguro, conteniéndose y saliendo de la habitación.
El joven medico suspiro y se acerco a la cama, comprobó que todo estuviera bien con el gotero y comprobó su pulso.
—Se que despertaste—susurró a lo bajo, tocando su frente y comprobando su estado. Los parpados de Sheker se abrieron con debilidad, observo al joven y sus ojos se cristalizaron.
—No...no lo hagas, por favor—suplicó en tono ronco, su mano fue hasta su vientre.
—No lo hare, pero debes tranquilizarte, dime, ¿Ese hombre en verdad es tu marido? Debo llamar la policía.
—Sácame de aquí, por favor...—nuevamente suplico, dejando caer sus lágrimas, desconocía aquel Azat, al despertar había creído que por fin estaba a salvo, que Azat había cumplido su palabra en cuidarla, sin embargo, sus palabras crudas mostraban otra cosa, aquel era su hijo, el mismo que el se encargaría de arrebatarle por segunda vez y no lo permitiría, su embarazo estaba en sus manos.
—Dime ¿Dónde esta tu familia? Este tipo es peligroso, nos matara a ambos. Debo irme y....
—Por favor....
—Tranquila, volveré. Debes tranquilizarte, enviare una doctora, el no desea que te toque, solo estoy aquí para supervisar, sabes que la doctora hará lo que el pida. Mientras tanto, debes soportar.
Sheker aun llorando, asintió y se dejó limpiar sus lágrimas por el especialista.
Antes de salir de la habitación, fijo el gotero y la observo por última vez antes de salir, a pasos lentos camino hasta la sala del yate donde Azat se encontraba observando hacia fuera.
—Los aparatos están en la habitación, la doctora vendrá para una ecografía y un papanicolaou.
Azat volteo a mirarlo en silencio, como uno de sus guardias de confianza se acercaba por detrás del joven y en un acto rápido tomarlo de su cuello.
—Sheker es mi mujer, mi consorte, mi dama; míralo como quieras, perdone tu vida con tus palabras, pero no puedo perdonarte querer separarla de mi lado. No tantees en territorios que no conoces, infeliz. —Levanto la mano, mostrando su orden para ejecutarlo, el joven grito por ayuda, sin embargo, sus lamentos se vieron interrumpidos por el viscoso líquido rojo que comenzó a brotar de su boca y cuello a causa de la abertura que sin piedad le hicieron. El guardia se alejó de el y dejo el cuerpo caer, mientras que, sin esfuerzos, el joven trataba de parar que mas sangre saliera de su garganta.
—Esto es para que comprendas la situación, podría matarte sin dejarte sufrir...pero no sería placentero —alego, mostrando la perfecta dentadura —. Nadie puede desafiarme....
Sonrió con burla al verlo arrastrarse y tratando de buscar aire, al punto de la inestabilidad, se dejo caer al suelo en un golpe brusco.
—¡No! —el grito desgarrador proveniente del pequeño pasillo de las habitaciones hizo que el guardia se hiciera a un lado. La sonrisa de Azat disminuyo al verla de pie y con lágrimas en sus ojos al ver la escena horrorosa frente a sus ojos, la misma que el padre de su hijo había sido el responsable de hacer, con dificultad camino hasta el joven medico y se arrodillo a su lado, sin importarle manchar sus manos de sangre, trato de parar la sangre.
—Por favor despierta—murmuró en un hilo de voz—. No...por favor
Su vista nublosa a causa de sus lagrimas le impedía ver los ojos sin vida del hombre en sus brazos. Sin poder hacer nada, con la impotencia en su cuerpo, dejo que sus lagrimas resbalaran por la pálida mejilla.
—¡No! —lanzo un grito desgarrador. Moviendo el cuerpo, como si intuyera que en algún momento despertaría y la ayudaría como lo había prometido.
¿Qué tan doloroso era amar? ¿Qué tan cruel y despiadada resultaba su vida? Su alma se salía de su cuerpo sin poder retenerlo, la única esperanza que su hijo tenia para vivir, se había ido. ¿Por qué Azat le hacia aquello? ¿Disfrutaba mostrarle donde debía y a quien pertenecía? Sus celos enfermizos solo provocaban que Carter y aquel medico no estuvieran.
La vida de su hijo nuevamente seria arrebatada de sus manos sin poder luchar, el mismo responsable de sus muertes no era mas que su mismo padre.
—Sheker....
—¡No! No lo mataras como a Serik. —Bramo en un hilo de voz, sin saber las consecuencias, se levanto del suelo y lo observo a los ojos—. Eres mi mayor desgracia, Azat. Mi odio hacia ti solo provoca que te repudie y borre los rastros de cariño que una vez tuve por ti.
—No digas eso, Sheker. No sabes todo lo que hice por tenerte aquí a mi lado, te amo y siempre te protegeré—aseguro con su pulso a mil, odiaba verla de aquella forma, odiaba escuchar sus palabras crudas y su mirada vacía observarlo. Odiaba arrepentirse de sus actos luego de pensar fríamente y recordar lo mucho que podía perder. Odiaba sentirse vulnerable ante una mujer.
—No pedí ser salvada por un asesino de niños, de sus hijos. —En cuanto las palabras salieron de su boca, Azat retrocedió comprendiendo la situación, recordando el dolor del tormentoso recuerdo de su hijo, del atentado y no poder salvarlo, lo cobarde que había sido en cuanto a sus sentimientos paternos, el mismo que estaba a punto de repetir a conciencia.
Al ver la mirada vacía del sicario y el retiro del guardia, Sheker camino a pasos rápidos hasta fuera del yate, situándose del otro lado de la baranda.
—Sheker... ¿Que haces, cariño? Ven —Azat en cuanto vio la intensión de su mujer, se acercó a ella y tendió su mano.
—El vendrá conmigo—aseguro, tirándose al mar.
—¡Sheker! —gritó su nombre, acercándose al barandal del yate y observando hacia abajo, sin perder tiempo, este también se tiro.
(....)
Azat con sus codos en sus rodillas, observo a la fémina dormir en la cama, luego de rescatarla, había tomado la decisión de regresar a Kazajistán mientras que esta se encontraba desmayada, sabia su acuafobia, el mismo que le impidió que despertara y facilito subirla a un avión. Estaba siendo irreal, tenerla implicaba retomar su trabajo, tuvo miles de oportunidades para matarla y llegara su fin de su profesionalismo, sin embargo, el mismo sentimiento de querer tenerla a su lado, protegerla y amarla se lo impedía. Suspiro agotado sin saber que hacer o a donde llegar. Se estaba encargando de destrozarla sin piedad, se estaba olvidando de diferenciar entre ser un sicario y marido. Marido que era de otra mujer.
Un gemido proveniente de la cama hizo que levantara la cabeza y observara a Sheker moverse.
—Azat—susurro el nombre, este de inmediato se acerco al borde de la cama y tomo su mano—. Dime que no lo hiciste, por favor....
—Mantente tranquila...por el bebé —se obligo a decir, Sheker rio entre lágrimas. —No lo vuelvas a hacer, no sé qué haría si te perdiera, Sheker.
—¿Por qué, Azat? ¿Por qué quieres matarlo? Es tu hijo, nuestro hijo—dijo con convicción, mientras que sus ojos estaban cristalizados.
—¿Qué te hicieron, Sheker? ¿Quién fue? —pregunto lo que tanto ansiaba preguntar.
Las lagrimas comenzaron a caer, empapando los costados de la blanca almohada.
—Aslam.
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Despiadados
Teen FictionAzat y Sheker, una pareja que sabia lo que el futuro les podía dar y quitar, sin embargo, nunca pensaron que el destino les podía quitar a la persona que mas amaban. ¿Como se podía vivir con ese dolor? Ambos sabían como enfrentarse al dolor, el m...