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Al llegar nuevamente al salón, buscó con su mirada a la fémina, su contención no iba más allá de querer atraerla hacia sus brazos y que no escapara nunca más.

Como sabia eso, también comprendía que a su lado Sheker ya no estaba, mas bien su esposa, Alman, y eso no podía cambiarlo.

—¿Dónde esta mi hermano? —indago en voz baja, Alman, colgando su brazo al del sicario.

—Quedo con un socio, me pidió que nadie lo interrumpiera.

Alman solo atino a asentir. Fijo la vista en la mujer rodeada de hombres, siempre creyó que Sheker era una mujer esplendida en un mundo equivocado, no la odiaba, solo sentía la inmensa huella de molestia en su corazón cada vez que la veía, era tan molesta que le impedía solo fijarse en Azat y tener un hijo; Alman pensaba que con la muerte de Sheker todo sería mucho más fácil para ella y su matrimonio. El tiempo pasaba y Azat aun era incapaz de cumplir con su trabajo.

—No entiendo como es que ella está aquí, debería estar muerta o en otro lugar —alego sin pensar en sus palabras, aun con la vista en la mujer.

—Una vez te pregunte si tienes algo que ver con su secuestro, y de verdad espero que no tengas nada que ver, querida—reprocho en voz baja y amenazante, volteando hacia ella y apretando su cintura con fuerza.

Alman despego la vista de sus ojos e incentivamente miro a Sheker quien observaba la escena, aprovechando la oportunidad, hablo.

—Y yo dije que no. En cualquier caso, ¿Tu que harías? ¿Me matarías? —susurró en tono coqueta, rodeando su cuello con sus brazos y dándole un beso en su comisura.

—Solo yo puedo tocar a Sheker —respondió, apartándose de ella.

En el jardín de la mansión.

La fémina reprimió sus lágrimas, poso una mano en su pecho sintiendo la necesidad de apretar y que el dolor se fuera. No podía retroceder hacia atrás, todo estaba hecho y era mas que consiente en eso.

—Sheker....

Su corazón dio un vuelco al escuchar la voz ronca detrás de ella, se negaba a voltear y arruinar todo el plan de Ruslan Sultanov.

—¿Por qué lo haces? —el sicario tomo su mano y camino hasta estar frente a ella —¿Por qué buscas traicionarme de esa forma, cariño?

—No hice nada malo, es lo correcto para ambos.

—¿Lo correcto? —repitió con incredulidad —. No veo lo correcto el hecho que vengas en los brazos de otro hombre frente mis narices.

Sheker junto valor y levanto la mirada hacia sus ojos.

—Yo tampoco veía lo correcto que me prometieras amor eterno y te casaras con la hermana del responsable de lo que me sucedió. Pero ¿sabes porque lo hice? Porque no podrás matarlo como lo hiciste con todos, porque quiero ser feliz.

—No lo serás con él, él no tiene todo lo que yo puedo darte, no es de tu edad ni lo estará nunca...puede ser tu padre.

—Pero no lo soy—respondió una tercera voz, Sheker vio la oportunidad correcta y dejo caer la mano del sicario para luego caminar hacia Ruslan. El capo tomo a la fémina de la cintura, acercando su rostro al de ella, beso sus labios en un beso ardiente, mientras la apretaba a su cuerpo.

A ese punto, los ojos del hombre estaban inyectados de sangre, solo quería sacar su arma y matar al maldito hombre que besaba a su mujer sin tapujos, pero también sabia que su lado racional se lo impedía, Aslam estaba muerto en su oficina, y causar otra muerte seria llevarlo a la suya. Luego de lo que parecieron ser horas, la pareja se apartó.

DespiadadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora