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Sheker prefirió guardar silencio, había cosas que se negaba a querer ver, una de ellas era esa misma; el poco lado humano de su esposo. Su mente se negaba a producir una escena de Azat quemando a un inocente.

—Ve a descansar—ordeno, Ruslan, apartándose de ella y caminando hacia el pequeño bar.

—No puedo dejarte solo....

—Ve a descansar, es una orden. Guardia —llamo, en ese momento un hombre entro—. Acompáñala a su habitación.

La fémina en silencio se levanto y fue guiada hacia la segunda planta, donde una pulcra habitación la esperaba en su total orden.

—Un guardia estará en este pasillo, llámalo si necesitas algo.

La fémina asintió, sus pasos lentos y el resonar de los tacones eran lo único que se escuchaba. Mentalmente y físicamente se encontraba cansada. Ruslan tal parecía que sabia mucho de embarazos, estaba en lo cierto al ver lo cansada que se encontraba. Lo que muchos creían que era, todo había sido una mentira. Sus noches eran de desvelo y llanto; No era para nada de fuerte, aun lograba sentir las repulsivas manos de sus abusadores, cada abofeteada y escupida que le propinaban, recordándole quien era y para que servía. Cada día sentía como su piel quemaba, ni siquiera lograba entender como había hecho para sobrevivir a las dosis de droga que le administraban.

Necesitaba encontrar la paz que una vez perdió, necesitaba regresar los brazos de su padre y decirle cuanto lo amaba, regresar y ver al ambicioso de su tío. ¿Qué más podía pedir? Era la única familia que le quedaba, y no pensaba ponerlos en peligro.

Seco sus lagrimas y decidió prender el televisor, era de esperar las imágenes de Aslam, su muerte había conmovido a todos, la industria mostraba lo que ellos querían que todos vieran, y no era más que sus logros como el magnate joven que era de Kazajistán. Sheker bufó, sus negocios turbios lo habían llevado a una muerte, y aunque se repetía que no era su culpa, bien comprendía lo hechos de mentir. Aslam siempre fue inocente ante su juego, el solo buscaba ayudar en su búsqueda sin saber que su amigo lo traicionaría por una mujer. Sheker entendía como era llegar a un triunfo, Azat siempre le mostro que, para tal, siempre había un sacrificio. La muerte de Aslam era necesaria para vengar la de su primogénito.

Su corazón latió con fuerzas al ver a Azat vestido de negro junto con sus lentes, pero, así como su sueño llego, la imagen de disipo al verlo sostener la mano de Alman.

No podía dejarlo pasar, su mente era traicionera al pensar en el y en lo que estaba haciendo. ¡Traicionar! Solo la palabra la ponía a temblar. Apago el televisor y decidió recostarse.

(.....)

Azat observo con detalles cada movimiento que, hacia el notario de la familia, no era de genio saber que todo pasaría a Alman, sin embargo, esta estaba lejos del negocio familiar para poder administrarlo.

—Oficialmente el señor Azat Asinov esta a cargo del cien porciento de las acciones del difunto. —Anuncio el hombre luego que Azat firmara los respectivos documentos. Alman, con una copa en su mano, asintió. No podía hacer mas nada que solo tomar, no lograba entender y afrontar el hecho de que su única familia ya no estaba, oficialmente se sentía sola y consumida en la soledad.

—Puede retirarse —alego Azat, una vez solos, el silencio los envolvió—. Deja de beber, nada lo traerá de regreso. Esta muerto.

—No lo entiendes —respondió, ida.

—Lo hago, el sabia que este día llegaría tarde o temprano. No es gratis entrar al mundo ilegal y salir impune. Tu hermano había realizado un negocio turbio, no supo manejarlo bien.

—¿¡Porque yo no lo sabía!? —bramo entre lágrimas.

—No eres una niña Alman, pero tampoco te comportas como adulta, Aslam siempre hizo todo por ti. hay cosas que no puedes saber por seguridad. El ya esta muerto, ahora solo queda enfrentar la situación y te comportes como la mujer del capo.

Alman presa de su ira, tiro la copa contra la pared y se levanto de un salto.

—Sheker llego esa noche con mucha seguridad en el brazo de ese hombre. ¿No es casualidad? —pregunto, riendo y sosteniéndose su cabeza —. ¡Ellos lo planearon todo! ¡Ellos fueron! Sabían tus movimientos. ¡Pero tu fuiste mas idiota al dejarlo solo con ese socio!

Azat de un salto se levanto de su silla y se acercó a ella, tomándola de la mandíbula, hablo con dureza.

—No soy un perro faldero, tu hermano esta muerto ¡Muerto! No puedes vivirlo. Solo soy el maldito sicario que Aslam pagaba por sus trabajos sucios. Resguarda bien tus palabras...podrías terminar como tu hermano—dijo con asco, soltándola. Alman quedo en silencio, procesando sus palabras.

—Tu....

—Guarda silencio, cariño —el sicario levanto una mano y fingió tranquilidad —. Tenemos lo que queríamos, ¿No era eso lo que deseabas? Solo tú y yo, juntos haremos que este sea el cartel mas grande e inolvidable, y para eso, se necesita a alguien fuerte en el trono.

Las lagrimas volvieron a mojar sus mejillas, Alman negó y se dejo caer al suelo.

—No es verdad...no—negó entre llantos.

—Era necesario, una vez le dije que la muerte de mi hijo la pagaría caro, no se trataba de dinero, querida. Era mucho más.

—¡Maldito!

—Siempre me lo dicen, y créeme. Comienzo a creer que es verdad.

DespiadadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora