Capítulo 4: El trabajo

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Decir que Steven se sentía frustrado era poco, el pobre no dejaba de lamentarse desde el día anterior, la razón, simple, había olvidado preguntarle su nombre a la dulce chica que lo había defendido y alentado.

Cuando pensó en preguntarle su nombre la castaña, ya se había ido, aquello lo desamino y provoco que estuviera reprochándose todo ese tiempo por no actuar rápido, después de todo cuanta posibilidad habría de que la volviera a ver.

Si tan solo supiera.


La rubia miraba los papeles que estaban delante de ella, mientras la jovencita enfrente suyo veía la oficina de la mujer, en su mente tarareaba una canción al azar.

-Bueno todo está en orden, pero dime porque debería elegirte a ti y no a los demás postulantes. - Era una mentira cuando decía que había más aspirantes, la castaña era la primera que acudía para el empleo en las dos semanas que llevaba el anuncio.

-Pues, aprendo rápido y siempre estoy en movimiento, además siempre trato de hacer un buen trabajo. - La palabra tratar era clave, ya que debido a que se distraía con facilidad, solía tardarse más de lo que debería en hacer las cosas. - También me gusta siempre hacer algo.

Aquello era verdad, era el tipo de persona que le gustaba estar haciendo algo, lo que sea, mientras su mente estuviera ocupada.

La mayor miraba fijamente a la joven, su contestación era algo vaga, pero era la única opción que tenía, además había llegado temprano a la entrevista y eso le había dado puntos extras.

-De acuerdo, bienvenida al museo del antiguo Egipto. - Las mujeres estrecharon sus manos dando por finalizada la entrevista. - Sígueme.

La joven acato la orden de su ahora jefa, siguiéndola de cerca.

-Lo único que deberás hacer es pequeñas tareas, como recibir los productos acomodarlos, ir por pedidos, y si es necesario limpiar alguna parte del museo, básicamente harás todo lo que el museo necesite o yo. - Finalizo la rubia girándose, viendo fijamente a su nueva empleada, la cual casi choca contra esta por su abrupto movimiento.

"O sea que seré su esclava personal, yeh" pensó la castaña intentando no arruinar su primer día de trabajo con algún comentario sarcástico.

La más joven solo asintió en respuesta, lo cual pareció bastarle a la mayor, ya que siguió con su camino.


Un hombre con un saco beige trabajaba absorto en sus pensamientos mientras vendía unos dulces a unos niños, luego de que los menores se fueran, suspiro agotado, se sentía cansado por no poder dormir bien, entre el mar de ideas que se creaban en su mente agotada, el recuerdo de la joven del otro día regreso como una burla a su mala suerte.

Sacudió su cabeza tratando de no pensar en ello para no sentirse miserable otra vez, como una manera de distracción el castaño dirige su atención a su alrededor, captando entre la multitud de gente una figura femenina caminar junto con una especie de baile, mientras llevaba un par de cafés, sus ojos se agrandaron al reconocer aquella figura, ¿acaso su cerebro le estaba jugando alguna clase de broma?, esperaba que no porque significaría que había perdido la cabeza.

Sus ojos se cruzaron con los de la mujer, a lo que ella lo saludo con su mano y una ligera sonrisa, aunque parecía más una mueca, lo cual el correspondió moviendo suavemente su mano, un tanto confundido, la chica siguió su camino.

En un ataque de valentía e impulso el castaño salió de la tienda para ir detrás de la morena, esquivando uno que otro visitante, en cuanto estuvo lo suficientemente cerca de ella, tranquilizo su respiración por el pequeño maratón que había hecho, ya calmado camino hasta la chica, tocando su hombro con delicadeza.

GODNESS || MOON KNIGHTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora