GODNESS || MOON KNIGHT

Capítulo 17: En búsqueda de Ammit

Era un hecho, el universo la odiaba, ella solo quería tener un viaje calmado, pero parecía que el mundo se esforzaba en darle la contra. Su cuerpo se cubría como podía de los disparos que les dirigían, mientras Marc se encargaba de responderlos, Layla conducía como podía el coche, esquivando las balas y los otros autos que querían volcarlos.

De alguna manera los seguidores de Harrow habían dado con ellos, por lo que tuvieron que dejar el campamento que tenían para huir de ellos, pero los malditos eran persistentes y los siguieron, ahora estaban en esa situación.

Uno de los coches golpeo de nuevo la camioneta donde iban, provocando que el castaño fallara su tiro.

-Esto no está funcionando, nos superan en número – Dijo la mujer mientras trataba de esquivar a los otros conductores.

-Estoy haciendo lo que puedo. - Comento serio el hombre, logrando derribar uno de los vehículos.

En momentos como esos la joven extrañaba la presencia de Khonshu, que por lo que le habían contado, debido su espectáculo nocturno, los otros dioses lo habían condenado a estar encerrado en una estatua.

-Si me dejaras ayudarte. -Comenzó a decir la joven al mayor quien le dedico una mala mirada.

-No, ya hablamos de esto. – Contesto ignorando las quejas de la chica, desde que habían tenido su tregua, el varón le había prohibido ponerse en peligro hasta que se recuperara por completo de sus heridas.

Ella entendía y agradecía su preocupación, pero en esos momentos no podía darse el lujo de descansar, más cuando ella era la más fuerte y en la ausencia del caballero luna, era la única con habilidades. Por lo que pasándose por el arco del triunfo las indicaciones de su compañero, se paró, tomo impulso y salto volando hacía uno de los autos, aterrizando en la parte de atrás donde los maleantes se sorprendieron al verla, ella no dudo en golpearlos y sacarlos del coche en movimiento, dejando al conductor inconsciente en el proceso.

Debido a que no había nadie que condujera el artefacto comenzó a moverse sin control, por lo que como pudo la castaña tomo la parte trasera de este y con sus pies en la arena trato de reducir su velocidad y detenerlo, lográndolo.

Y gracias al gran alboroto que había hecho la joven, el castaño aprovecho la distracción de los del culto, para eliminar a los restantes.

En cuanto termino con el vehículo la morena corrió con gran velocidad hasta donde estaban sus compañeros, quienes se detuvieron esperándola.

La mirada que le dedico el hombre a la chica, le daba entender que estaba molesto con ella por ignorar su protesta a que peleara, había sido imprudente e impulsiva, todavía se estaba recuperando de sus heridas y se exponía a lastimarse de nuevo. Aunque no podía negar la menor era mucho más fuerte de lo que aparentaba, además de que su manera de ser le recordaba a él, pero eso nunca lo admitiría en voz alta. Ahora entendía como se sentía Layla cuando se enojaba con él por actuar de manera tan temeraria.

-Debemos buscar un lugar donde asentarnos, ya está empezando a anochecer, a primera hora del día seguiremos nuestro camino, si corremos con suerte llegaremos antes del mediodía. – Comento la mujer, impidiendo que se suscitara una pelea entre los otros dos.

Debido a las prisas con las que habían salido de su anterior campamento, solo contaban con tres colchas para dormir y el material necesario para hacer una fogata. Esperaban aquello fuera suficiente como para sobrevivir a las frías noches en el desierto, pero las cosas no pintaban bien para los mayores que apenas si podían soportar las bajas temperaturas, ya que a diferencia de la pelinegra ellos no contaban con la habilidad de regular su temperatura.

-¿Cómo puedes estar tan tranquila con este clima? -Interrogo la de rizos al ver como la chica solo tenía una camiseta de manga corta.

-Puedo soportar las bajas y altas temperaturas, algo que herede de mi padre, aunque si me enfermo o me agoto soy como cualquier otro humano. – Contesto con calma la joven, viendo como sus compañeros temblaban. – Si quiere pueden acercarse a mí, puedo subir mi temperatura lo suficiente como para hacerlos entrar en calor, sin que sea letal claro.