One Piece | One-Shots

Roronoa Zoro | Amigos

He cambiado este one-shot porque no estaba nada satisfecha con él. Espero que os guste esta nueva versión. 

Me encontraba ahora mismo en el mascarón de proa, el lugar favorito de Luffy de todo el barco.

Estaba pensando demasiadas cosas que habían pasado últimamente.

Desde la noche anterior, mi relación con Zoro se había enfriado notoriamente. Algo que odiaba hasta lo más profundo de mi ser, puesto que era con quien mejor relación tenía y ahora todo se había ido a la mierda.

Por acostarme con él.

Pasó. Simplemente ocurrió. Y lo peor es que no me arrepentía de ello.

Para mí fue... Mágico. Como si me hubiera gustado ese chico desde siempre y salió a la luz justo ayer.

Sanji me llamó para que fuera a cenar, obedecí, estaba claro. Estaba triste, pero seguía siendo humana, necesitaba comer.

Al entrar en el comedor, no quise fijarme en la cara de ninguno de mis compañeros de tripulación. Especialmente en uno.

Me tomé rápido toda la comida y salí la primera de allí. Ganándome una mirada extraña de todos.

Volví a sentarme donde estaba, mirando el horizonte, contemplando el maravilloso paisaje y el buen clima que hacía.

—Hoy es luna llena. Es bonita, ¿verdad?

Mi amigo Usopp me estaba hablando.

Él y yo nos hicimos buenos amigos por pura casualidad. Nos comprendíamos el uno al otro y me lo pasaba realmente bien con él.

Con él, podías hacer de todo. Tanto reír por sus payasadas y cobardía que lo caracterizaba, como tener una conversación seria.

En el fondo, éramos párecidos. Igual de cobardes, pero sólo que yo hacía todo lo posible por ocultarlo.

—Sí. Aunque me gusta más la luna nueva.

—¿En serio?

—Me gusta que el cielo esté completamente oscuro, con solo las estrellas iluminando —confesé.

Ambos nos quedamos contemplando la noche estrellada.

—¿Me vas a contar ya qué te pasa o voy a tener que insistir? —preguntó.

Este chico me conocía muy bien.

—Lo he mandado todo a la mierda, Usopp —suspiré —. ¿Te he dicho alguna vez que ese es mi talento?

—Adivino, ¿Zoro?

—Sí.

—¿Has hablado con él, Leah?

—¿Para qué voy hacerlo? Está claro lo que piensa de todo.

—No seas cobarde.

—Mira quién habla —bufé.

—Hazlo. Si luego las cosas no salen bien, ya te lamentarás.

Era cierto, tenía que aclarar las cosas con Zoro. No podía dejar que tuviésemos esa incómoda relación.

Pero no estaba preparada para escuchar su respuesta, porque en cierto modo sabía cuál sería y no quería que me rompiera el corazón.

—Oye, Usopp. Deja que hable con Leah.

Escuché la voz del hombre que atentaba mis sentimientos. No pude evitar tensarme ligeramente.

El moreno nos dejó solos, pero la atmósfera cambió y todo se hizo demasiado incómodo como para aguantarlo.