Monkey D. Luffy | Escondite

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La vida en la tripulación del Sombrero de Paja era simplemente idílica.

Los días de viaje en el Thousand Sunny contenían momentos increíbles.

Me encantaba la comida de Sanji, leer libros con Robin, entrenar un rato con Zoro, charlar con Nami, ayudar a Usopp con sus armas, observar con una sonrisita a Chopper trabajar, reír con los absurdos bailes de Franky...

Pero sobre todo, pasar tiempo con mi capitán, Monkey D. Luffy.

Su personalidad tan infantil, era sin duda lo que había hecho que me enamorara de él. A mis ojos, era simplemente perfecto.

Aunque nunca se había fijado en mí de forma romántica. Me quería, sí, pero como su nakama. Había perdido cualquier tipo de esperanza de, al menos, recibir un simple beso de él.

—¡Vamos, Amy! ¡Juguemos!

Con solo escuchar su voz, mariposas aleteaban en mi estómago.

—¿A qué quieres jugar?

—¡Al escondite! Yo cuento, y tú te escondes.

—Bien.

El chico se quitó el sombrero de su cabeza, y lo puso en la mía.

—Para que yo gane, tengo que volver a ponérmelo. ¿Empezamos?

—¡Sí!

Corrí lo más que pude, y estuve buscando unos segundos el escondite ideal. No quería que acabase el juego, me gustaba el sombrero de Luffy, lo mantendría un poco más. Además, conocía la historia de él y lo importante que era, que me lo hubiera confiado me ponía muy feliz. 

~Narra Luffy~

Mi tiempo de contar había terminado, ahora tenía que buscar a Amy.

¿Dónde se habría escondido?

Me puse a pensar, y llegué a la conclusión de que seguro que le habría dado hambre y estaría en la cocina.

—Luffy, ¿qué buscas? —preguntó Sanji, extrañado, al verme levantar mesas y sillas.

—¡A Amy! Pensaba que estaría aquí, con la comida.

—No ha entrado aquí. Toma —me ofreció un trozo de carne —, para que comas por el camino.

Mi boca se hizo agua al instante, la carne que preparaba Sanji era la mejor.

Si no estaba en la cocina... ¿En un sitio alto?

Fui al nido del barco, para encontrarme a Zoro levantando pesas.

—¿Qué haces aquí? Es raro verte.

—¡Busco a Amy! Se ha escondido muy bien...

—Aquí no está, Luffy.

Frustrado volví a bajar. ¡Apenas quedaban sitios para esconderse!

Un momento... ¡La habitación de las chicas!

Entré, y encontré a Nami con una toalla alrededor de su cuerpo, lo siguiente que sentí, un puñetazo de ella.

—¡No entres aquí, y menos sin llamar a la puerta! —bramó, furiosa.

—¡Duele! —grité —. ¿Has visto a Amy?

—No, y no busques en el baño, Robin tampoco la ha visto.

Empezaba a sentirme triste, ¿Dónde se había metido? ¡Mi cabeza ya no me daba sitios para mirar!

Entré al cuarto donde Usopp hacía armas.

—Usopp, ¿sabes dónde está Amy?

—¿Estáis jugando a las escondidas?

One Piece | One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora