Capítulo Tres

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Jimin había vivido toda su infancia con su abuela y su gemela. Sus recuerdos de la niñez, en su mayoría eran hermosos. Aquellos días de diversión y juegos por la plaza en donde fueron acogidos. Ir corriendo por las calles con los demás niños mientras reían hasta quedarse sin aliento por su travesura más reciente. O jugar en el agua de los manantiales en cada solsticio.

La situación en la que vivían no era la mejor, en realidad muchas veces sufrieron por falta económica. La abuela aún cuando era una excelente artesana no podía solventar fácilmente los gastos y muchas veces prefería comer muy poco para que la comida rindiera más.

El pueblo era consciente de esto y muchas veces se solidarizaban con ellos. Para Jimin era muy difícil ver como los demás ayudaban, así que desde muy pequeño empezó a trabajar en pequeñas labores. En ocasiones ayudaba a la señora Hwang a limpiar el establo a cambio de un poco de leche para su familia. Otras veces iba con el señor Do para aprender un poco de sastrería. En una ocasión gracias a sus consejos Jimin le confecciono un hermoso abrigo a su nona. El cual conservo hasta su último momento.

Así pasaron los años hasta el día que su hermana se marchó.

Jimin se hundió en una inmensa tristeza.

Los demás simplemente parecían no recordar nada de Jazmín, pareciera que había desaparecido de la faz de la tierra borrando su existencia en todo menos en la mente y corazón de aquel quien compartía su mismo rostro y sangre.

...

Pequeños rayos de sol entraban por la ventana y el canto de las aves anunciaba una mañana más.

Jimin se despertó al escuchar ruido en la habitación.

Al abrir los ojos pudo ver a un hombre con la espalda descubierta mientras secaba su larga y oscura cabellera.

Jimin apartó su mirada rápidamente un poco incómodo y observó el resto de la cabaña.

Deseaba que lo sucedido hubiera sido un sueño y haber despertado en su casa, salir a las calles de Crossworld y hacer su ronda diaria pero no era así.

—¿Ya despertaste? Disculpa no quería despertarte pero tengo que hacer un perimetraje... Hice demasiado ruido— hablo susurrando.

—Si, ya desperté— dijo aún somnoliento. —¿perimetraje? Eres un ¿policía?

—Amm no se de que hablas, soy un hechicero guardián— contestó dubitativo mientras rodeaba su cintura con una cinta gruesa que enmarcaba su figura.

—Guardian- susurró Park. (Ya antes lo había mencionado con Vincent) pensó.

—Desearía tener más tiempo... Pero tengo que cumplir con mi deber. Por favor no salgas y si intentas escapar lo sabré— advirtió Min

Park asintio mientras hacía crugir su espalda. Ya estaba acostumbrado a dormir en el suelo pero sentía que esta vez su cuerpo estaba frágil.

(¿Será la edad? No creo) pensó Jimin.

—Volveré pronto, tenemos que resolver tu situación... Ponte cómodo— alcanzó a decir mientras corría antes de salir rápidamente por la puerta.

Jimin se quedó solo.

El castaño busco sus pertenencias y se aseguro de que todo estuviera. Por fortuna su ropa estaba seca y se la puso.

Al observar su bolso se preguntaba cómo se encontraría el pequeño Félix, él solía jugar con el botiquín de Jimin diciendo que también iba a ser un enfermero como el.

La mente de Park se sentía confundida, no entendía como había llegado ahí ni el como podría irse.

No es que alguien lo esperara realmente en su hogar. Sin embargo aún no sabía el paradero de Jazmín. El mantenía la esperanza de encontrarla pero en el fondo sentía que nunca lo haría. Odiaba esos pensamientos, era como traicionarla.

Has hechizado a mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora