¿Alguna vez has Tratado de Atrapar a un Ruiseñor? III

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Aimi casi ni podía caminar bien con tantos documentos encima, nunca creyó que el papel pudiera pesar tanto y ser tan incómodo de cargar

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Aimi casi ni podía caminar bien con tantos documentos encima, nunca creyó que el papel pudiera pesar tanto y ser tan incómodo de cargar. Shea no pudo ayudarla pues en cuanto le dio los documentos, Adler enseguida la llamó.

―Este hombre no puede hacer nada sin mi ―dijo la asistenta en aquel momento, para luego pedir disculpas a Aimi apenada por su insolencia.

La Cherryvale se encontraba ansiosa por encontrarse con Jack para investigar todos esos registros. Aunque la forma en la que se conocieron fue tan violenta (de hecho, tal vez por eso), él la hacía sentir como si su vida se hubiera transformado en una de esas aventuras de las que Hamming le hablaba o de las que había leído en los libros de la biblioteca. Inmersa en sus pensamientos, tropezó. La montaña de pergaminos se hubiera desperdigado en el suelo de no ser por los firmes brazos de Allaster Falcroft, el joven caballero que regresaba de una tarde de lectura.

―Lady Aimi...

―¡Sir Allaster! ―Se sonrojó. Luego de su numerito la última vez que lo vio, ahora le daba vergüenza mirarlo a la cara―. ¡Qué sorpresa encontrármelo por aquí!

―En realidad esperaba... Invitarla a...

No hay silencio más incómodo que el que se da entre dos personas que no se odian, pero que no desean hablarse.

―¿A...? ―preguntó Aimi contrariada.

―¿Practicar con el arco? ―La verdad, fue una buena idea de su parte. Aimi preferiría eso mil veces antes que "una charla a la luz del ocaso", pero...

―¡Oh! ¿Sabe usarlo?

―Si, en la Torre de Ébano me enseñaron. ¿Acepta mi proposición?

―Se lo agradezco, sir Allaster, pero tengo algunas cosas que hacer con estos documentos...

―Entiendo... ―En realidad estaba aliviado―. ¿Qué son?

―Los registros de peaje de los feudos más importantes de Storhai. Jack... El señor Jackqen Dell y yo estamos investigando para descubrir quién es el Ruiseñor. Con estos papeles descartaremos a varios sospechosos.

―¿El Ruiseñor? ―Se mantuvo pensativo por unos segundos―. ¿Necesitan ayuda?

―Bueno... ―Aimi cortó su voz de repente. Allaster Falcroft coincidía con varias de las características que ella y Jack plantearon que debía tener el falso Ruiseñor. Además, era demasiada casualidad que todos los últimos acontecimientos sucedieran justo cuando él estaba de visita en Sprigshore―. No se preocupe, sir Allaster. Estamos bien por nuestra cuenta.

Aimi se alejó lo más aprisa que pudo. El Halcón de Ébano ahora le causaba una desconfianza inquietante. Por el camino siguió pensando en su teoría. Ciertamente, en el mes loxar comenzaron los robos y también fue el regreso de Allaster a la isla, Aimi lo recuerda perfectamente porque Adler le dio una buena reprimenda al no ir a recibirlo. Ciertamente, un guerrero de ébano tendría el entrenamiento suficiente para realizar los hurtos. Ciertamente, sir Allaster Falcroft era de una familia lo suficientemente adinerada como para financiar los crímenes. Ciertamente, si los Cherryvale no podían con esta crisis, ellos serían los beneficiados, pues el Gobierno Imperial les daría el mando de Storhai.

De Oro y EngañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora