El agua se empezó a vaciar. Observé como se filtraba por el drenaje. Estaban vaciando el agua y apenas era de día. Lo sabía porque habían encendido las luces hacía poco. Pasó un buen rato hasta que la celda (había decidido llamarla así) quedó libre de agua, con sólo pequeños charcos planos en el suelo. En lugar de acostarme me quedé sentada, mi cabello pesado escurriendo agua. Alzar un brazo me costaba, me había desacostumbrado al peso de mis extremidades cuando no tenía la livianeza producida por el agua. Incluso mantenerme erguida representaba un esfuerzo, pero no quería sentirme tan patéticamente débil. Aunque en este punto mi orgullo era más bien ridículo, considerando mi situación, no podía permitirme tener la moral tan baja todos los días. Así, atrapada y todo, yo seguía siendo yo.
Con los hombros echados atrás y mi mirada tratando de penetrar esos muros, medité. ¿Me iban a dar la comida y por eso vaciaron el agua, como otra medida de seguridad? Yo no había intentado atacar a otro humano, ni siquiera había intentado atacar a ese humano, al contrario, pude dejarlo morir pero le perdoné y salvé la vida. No representó un esfuerzo, pero cualquier otra criatura habría hecho lo contrario. Me dio una puntada de fastidio de solo pensarlo en la forma como me había llamado ese...
Llené mis pulmones de aire para mantener la cabeza fría, de cualquier forma, si mostraba los dientes no habría nadie para asustar.
Traté de disimular el asombro que sentí luego de tantos días sin oír ningún sonido, mis oídos estaban apagados y sensibles, quedé aturdida y mosqueada por el ruido. Pero entendí perfectamente las palabras y busqué su procedencia, el sonido venía del techo. Claro, ahí donde no llegaba el agua, estaba una voz, que sonaba artificial, diciendo:
—¿Nos escucha? Si nos escucha asienta con la cabeza—¿Que asintiera con la cabeza...Me podían ver? Le di una rápida ojeada a la celda, pero no deslumbré nada que no haya examinado antes, sólo había metal y más metal, nada. El orificio por el que me observaban debía ser de seguro muy pequeño y estaba lo suficientemente lejos para que no lo notara.—Si nos escucha asienta con la cabeza.—repitieron, y yo, sin saber muy bien cómo reaccionar, moví mi cabeza arriba y abajo en un lento reconocimiento.
Mantuve mi mente en blanco y mi cuerpo alerta. Mente en blanco, mente en blanco, mente en blanco, no pensar, no pensar, no pensar en que las paredes estaban cargadas de darnos para dormirme, no pensar en que había sido arrebatada mi única protección.
El agua siempre estaba fría y ya me había llegado a atemperar, pero cuando vaciaban la celda y mi piel húmeda estaba en contacto con el aire y el metal rígido, era intolerable. Apreté mi mandíbula para no castañear, en parte por el frio y en parte por los nervios, la anticipación.
Se abrió la compuerta del techo, la única entrada y salida, no miré hacia arriba, mi vista permaneció fija en mi cola. Algo cayó al suelo, cerré los ojos un momento, aturdida, el impacto con el metal, me daba escalofríos. Pensé en pasar mi uña sobre la superficie platinada y mi piel se puso grifa al imaginar cómo sería el sonido.
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©Siremal
Fantasy"Pude haber estado horas, sentada en el oasis entre el agua y la arena, admirando el vaivén de la marea, o como el color del mar se volvía infinitamente más profundo con la luz de la luna." PerezSara Esta historia es completamente mía Historia inic...