XVIII๑。☆

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Los días habían pasado de una forma demasiado bonita y tranquila

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Los días habían pasado de una forma demasiado bonita y tranquila. Yendo a visitar a Demian, pasando tardes enteras en su compañía fácil, absorta en esos sentimientos de alegría y alejada de la sociedad marina más que nunca. Habían transcurrido meses, sin apenas darme cuenta, en esta nueva normalidad que tenía mi vida, en la que todos los días parecían iguales, pero todos eran igual de significativos. El mar me había bendecido con un amigo, y había respondido a mis plegarias para cambiar el rumbo tétrico y monótono en el que me había sumergido.

Y ahora había vuelto a él.

Miré el cielo, el sol calentaba desde lo alto. Pleno día, y la noche aún no despertaba para salvarme. Me volví hacia Coral, estaba coqueteando con algunas sirenas. Estaba en su área.

Muy a regañadientes todas las miradas se fijaban en él. Los machos lo veían con envidia disimulada, reprochándole al océano por haberle dado esa belleza a un hibrido en lugar de a ellos, y las sirenas lo miraban con rabia, disgustadas de sentirse atraídas por él.

Miré a Cifio frente a mí, me sonreía levemente y me sorprendió darme cuenta de que me incomodaban sus atenciones, atenciones que antes siempre me habían halagado viniendo de él.

Me arrepentí de haberles pedido a mis hermanos que nos quedáramos en los escollos ese día. Había pensado que, de estar rodeaba de marinos cantando, hablando, y simplemente haciendo ruido, podría distraerme de pensar en Demian. Me había equivocado, claro.

Llevaba toda la semana sin poder dejar de pensar en él. Una semana desde que decidí no ir a verlo. Era tonto arriesgarme y arriesgarlo. Podía ser que la reina simplemente me quisiera fastidiar un poco, y que en realidad no planeara nada. Pero yo no sabía eso, así que era mejor esperar y ver el curso de los eventos.

No quería detenerme a imaginar cómo estaba Demian, lo que estaba pensando. ¿Pensaría que yo no quería volver? ¿Qué yo no lo quería, que sólo estaba jugando con él? Lo peor era que había sido justo después de nuestro beso. No sabía qué había significado para él eso, no sabía en qué posición nos dejaba. Éramos amigos pero...yo nunca había besado a Coral, Cris o Kail. ¿Éramos sólo amigos después de eso?

—¿Qué pensamientos nublan esa mentecita tuya? —había estado mirando el vacío sin darme cuenta. Unión estaba hablando y hablando, algo que no era muy típico de él, pero yo no había procesado ninguna de sus palabras. Era algo sobre la noche de luna nueva, creí oír algo de eso. Ladeé mi cabeza hacia Acifio que era el que se había dirigido a mí, mientras los demás seguían conversando —Supongo que no te hace feliz, sin embargo realmente nunca sé cómo vas a reaccionar —se acercó más, llegando a susurrar las palabras, con su voz raposa siéndolo incluso más.

Alcé mis cejas brevemente, no tenía idea de lo que estaba hablando. Me quedé callada, tratando de recordar las palabras.

—¿Noe? —me inspeccionó el rostro, luciendo confundido. De seguro yo lucía igual —O es que... ¿Tú quieres eso?

©SiremalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora