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Me desperté sobresaltada flotando en el espacio reducido, aún anclada al suelo

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Me desperté sobresaltada flotando en el espacio reducido, aún anclada al suelo. Se estaba filtrando un sonido por el agua, las vibraciones me zumbaban en la piel y supe que venían de arriba, de la salida.

Antes de abrir mis ojos ya había notado que algo iba diferente, y fue hasta que los abrí que me di cuenta de qué era, mi confinamiento metálico había sido iluminado. Miré hacia arriba para ver qué producía el sonido pero mis ojos no se terminaban de acostumbrar a la luz. Parpadeé con rapidez ajustando mi vista, lo borroso dejó de serlo y pude ver cómo era levantado el cuadrado del techo y dejaba ver a una persona.

Reaccioné sin pensar, empujé el agua hacia arriba y creé un lazó alrededor de quien estaba allí, la corriente me hizo subir y cuando apreté el lazo y lo empujé dentro, la corriente me llevó hacia abajo, golpeándome con el fondo de forma amortiguada. En un parpadeo, yo ya tenía a esa persona frente a mí.

Tiene piernas, noté. El hecho me aturdió brevemente, el forcis decía la verdad, me había entregado a otro reino, era una gran posibilidad pero...yo aún tenía la pequeña llama de esperanza que me permitía fantasear con que aún estaba en mi hogar, que en algún momento me sacarían de ahí y volvería a mi pequeña cueva.

Pero tenía a un terrestre frente a mí, y eso me hizo flaquear. Durante ese instante de desconcierto la persona que tenía frente a mí sacó un cuchillo de algún sitio y con torpeza lo blandió.

Moví uno de mis dedos y el cuchillo salió disparado de su mano. Estaba gritando desesperadamente, el agua le atoraba la boca y salía un gorgoteo. Iba con un extraño traje que lo cubría totalmente. Una manguera que antes estaba en su boca ahora se sacudía suelta.

"Cálmate, no te voy a hacer daño" Ignoró las palabras que se filtraron en su mente y siguió agitándose, tratando de liberar del lazo de agua.

Noté como empezaba a ponerse morado y me espanté, me sentí estúpida al no recordar que los terrestres no podían respirar bajo el agua. No sabía lo que hacía pero tenía la sensación de que esa manguera lo ayudaría de algún modo.

Estiré mi mano y la sujeté, colocándola sobre la boca de la persona frente a mí. Pareció funcionar, su pecho de hincho y se calmó un poco. Sus hombros se agitaban mientras él parecía observarme a través de los vidrios oscuros que cubrían sus ojos.

"Lo siento, no estaba intentando ahogarte" Su cabeza de movió con impresión, buscando a los lados la procedencia del sonido, cuando pareció darse cuenta de que el diálogo había sido emitido solo en su mente, me contempló.

"También tú puedes decir algo" Esa vez no pareció sorprendido, pero estaba más cauto. Se tomó un momento.

"¿Hola...?"

"Bien" Asentí "Ahora dime dónde estoy" sus puños se apretaron y su mandíbula se tensó.

"Maldita puta marina, si no me dejas ir te volverán a sedar" La impresión me hizo parpadear, él me había llamado...

©SiremalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora