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Jungkook estaba desesperado, temía por Jimin y no quería perderlo, sabía que tenía que ser muy astuto y proceder con suma cautela, el no poder acercarse a Jimin para no ponerlo en riesgo lo consumía, se reprochaba por haber sido tan ingenuo y no haber cuidado a Jimin como tanto le había asegurado.

El desarrollo del documental continuó regularmente, como estaba planeado y las otras partes del proyecto de la misma manera, Taehyung había sacado la casta por su amigo y mientras, se acercó más a Jimin para poder cuidarlo y estar al tanto de lo que le pasaba.

Desde que se separó de Jungkook, Jimin se apagó, su luz se hizo pequeña, estaba demacrado, retraído, incluso había comenzado a fallar en sus bailes, su anatomía cambió muy rápidamente, su piel palideció aún más, sus costillas se marcaban, y de pronto su cara se hizo muy delgada, sus ojos no brillaban, sus labios resecos y adquiriendo un color cenizo, por más que Tae le aclaraba que faltaba poco Jimin no aguantaría mucho más tiempo, lloraba por las noches hasta quedarse dormido, para él fue peor haber probado aquel dulce amor aunque sea un instante y haberlo perdido, que seguir viviendo en la miseria que estaba.

Jungkook no le contestaba, se había aislado, no le bastaban los recados de Tae, y las notas que leía a escondidas lo desesperaban; lo que él no sabía es que el moreno también se sentía morir en vida, Jungkook lo seguía y lo observaba a lo lejos, y eso, tan solo verlo un segundo, lo mantenía con esperanza, pero había algo que lo detenía, nunca estaba sólo, tenía esa robusta y asquerosa sombra detrás de él, siempre sonriendo, agarrando su hombro, abrazándolo como si lo quisiese marcar como su propiedad.

La noche de la exposición 4 días antes del baile, las puertas de la academia se abrieron de par en par, invitaron a la alta sociedad, a prospectos de inversionistas, personajes famosos de los medios entre otros, fue una exposición de gran escala, sólo un grupo seleccionado de alumnos pudieron asistir, Jin y Tae planearon infiltrar a Jungkook y lo lograron hábilmente, en el lugar había varios elementos del servicio de catering, y Jungkook era uno de ellos, repartían bebidas y bocadillos a todos los invitados.

La velada había comenzado tranquila, Yoongi y Hoseok recibían y atendían a sus invitados, les presentaban a sus más grandes proezas, pero Jimin no se lograba ver por ningún lado, Jin y Tae se encargaron de cubrir el evento para la publicidad del día siguiente así que tomaron foto y video de cada rostro que llegaba, algunos de los alumnos amenizaban con música clásica en el patio central, hacia que el ambiente se sintiera cálido y agradable.

Jungkook entregaba copas de champagne, no se movía como toda los meseros, se quedó en un lugar estratégico, de un momento a otro se escucharon murmullos y el ambiente del recinto cambio, había llegado Jimin, pero lo había hecho tomado de la mano de Lee Ryu, él se pavoneaba como si trajera joyas preciosas, o como si fuera el ser más exquisito del mundo, después de esa entrada tan descarada, soltó a Jimin, y le dijo en voz alta haciéndose el gracioso, "anda cariño, conoce a los inversionistas que impulsarán tu carrera" y sonreía de forma cínica.

Jimin se adentro entre las personas, pero había un solo lugar al que quería ir, se condujo discreto intentando no ser notado, llegó a una puerta al final de un pasillo desolado, la abrió con cautela y bajó unas escaleras de madera, el lugar olía a guardado, y era helado, pero nada de eso le importaba cuando al pie de las escaleras lo esperaban esos ojos que se iluminaron con su vista.

Jimin se adentro entre las personas, pero había un solo lugar al que quería ir, se condujo discreto intentando no ser notado, llegó a una puerta al final de un pasillo desolado, la abrió con cautela y bajó unas escaleras de madera, el lugar olía a...

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Jimin terminó de bajar corriendo las escaleras y se aventó a los brazos de su amado, fue un abrazo de gusto, de añoranza apaciguando sus almas al verse y sentirse, Jungkook inhalo el aroma del rubio, y lo apretó con más fuerzas.

—¿Estás bien?... él ... él no te ha golpeado, no te ha hecho daño.
—No Jungkook, ha cambiado y eso me asusta algo está planeando y eso me aterra, lo odio ya no lo soporto.
—Pequeño, me has hecho tanta falta, ha sido un infierno estar sin ti, casi me volvía loco cuando me dijeron que te había llevado, tuve que alejarme si con eso aseguraba tu estadía.

Tomó su rostro entre sus manos y le besó vehementemente, fue un beso apasionado, desesperado, perdieron el aliento, y por un momento juntaron sus frentes aún con la respiración descolocada.

—Tienes que volver amor, no puedes estar aquí tanto tiempo.
—Prefiero morir que seguir con...
—Jimin!!, jamás lo digas, no podría sobrevivir en este mundo sin tí, falta poco mi amor, se fuerte.
—Ya no puedo, Kook, cada minuto que pasa estoy muriendo.
—Sólo hasta el viernes pequeño y de ahí estaremos juntos lo prometo, yo no hago promesas, pero te hago esta a ti, después del viernes me encargaré de tu felicidad y bienestar, seré todo lo que necesites y jamás te volveré a dejar, pero ahora tienes que marcharte amor mio.

Jimin besó una última vez a Jungkook antes de abandonar sus brazos, y le invadió de nuevo esa sensación de desolación y amargura.

Jimin regresó a la exposición, cuando uno de sus compañeros lo interceptó, para indicarle que lo buscaban en el patio central, con pesadez y desánimo se acercó y se percató que estaba Lee Ryu en medio de Yoongi y Hoseok.

—Ah, ahí está mi muchacho, ven acá!
Señalaba Ryu a Jimin en un evidente estado etílico y todas las miradas se posaron sobre el rubio, dudó por unos minutos en acercarse, Tae lo observaba cerca de ellos.

—Damas y Caballeros les presento a la proeza de este año, Park Jimin, excelente bailarín, ha desarrollado su carrera en esta prestigiosa academia que considera como su segundo hogar.

Sonreía de forma ladina, y su mirada le calaba hasta los huesos, sostenía una copa de champagne y en la otra la botella.

—Su vida no ha sido fácil.
—¿Qué haces Ryu? —Murmuró Yoongi

—Huérfano de nacimiento, a los 6 años lo rescaté de las garras de un orfanato.

Los ojos de Jimin estaban abiertos tan sorprendidos como avergonzado.

—Ryu cállate! —le susurró Hoseok al oído, y éste simplemente lo apartó.

—Comenzó a bailar desde los 8 años, y les puedo asegurar que es el más grande bailarín de todo Seúl.

Los espectadores comenzaron a aplaudir y Jimin contenía las lágrimas de vergüenza y de coraje, se quedó inmóvil, Jin se adelantó antes de que Ryu lo tomara y lo llevó a otra ala de la academia para fingir que le haría una entrevista.

Mientras se alejaban escucharon como Ryu invitaba a las personas para hacer sus donaciones hacia la academia.

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