LA TORMENTA SURGIÓ DE REPENTE, SIN PREVIO AVISO. La buena temperatura bajo la que habían navegado durante cuatro días se convirtió en cuestión de segundos en una tormenta que solo los marineros más ancianos habrían podido intuir. Como si hubiera sucedido por arte de magia, el sol se había ocultado tras unas densas nubes negras que habían sumido el paisaje en una oscuridad casi total, pues la única fuente de luz eran los rayos que, de vez en cuando, precedían a los truenos.
Las gotas de lluvia eran gruesas, feroces y heladas. En cuestión de segundos, todos los tripulantes del Interceptor se habían calado por completo. Sin embargo, evitar un resfriado no era su principal preocupación en aquel momento, pues lo que realmente les preocupaba era la posibilidad de que el navío volcara y acabase en el fondo del océano.
Para prevenir este fatídico final, los piratas corrían de un lado a otro siguiendo las órdenes que Gibbs vociferaba, lo cual no era tarea fácil debido a que el viento era tan fuerte que les hacía trastabillar y a que el mar estaba tan agitado que balanceaba barco bruscamente, convirtiendo la cubierta en una superficie inestable. Jack, por su parte, se había hecho con el control del timón apenas las primeras gotas comenzaron a caer. Afortunadamente, él era uno de esos piratas que había pasado los suficientes años surcando los mares como para saber cuándo una tormenta era peligrosa, por lo que el temporal no le había pillado desprevenido.
El capitán parecía ser el único capaz de controlar el barco en medio de aquella situación; y sus hombres, al verle tan tranquilo, confiaba plenamente en él. Muchos lo tachaban de excéntrico, deshonesto y extraño, pero era evidente que, en situaciones así, sabía exactamente qué era lo que debía hacer. Su experiencia, junto con su ingenio, habían sido el motivo por el que había salió airoso de tantas situaciones complicadas.
Selina, apenas vio cómo el capitán subía a tomar el mando del barco —tras enviar al anterior timonel a seguir las órdenes de su segundo al mando—, optó por seguirle sin pensárselo dos veces. Aunque hubiese querido, no hubiera podido ayudar a la tripulación debido a su falta de fuerza y a que no tenía ni idea de cómo reaccionar en aquel contexto. Era consciente de que quedándose en cubierta solo molestaría a los piratas que, en ese momento, corrían de un lado a otro sujetando las velas, reparando los desperfectos que se iban creando en la madera y evitando que los barriles se cayeran por la borda. Todo ello, por supuesto, luchando por no caer ellos también.
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Entre la espada y el océano | Piratas del Caribe [Jack Sparrow]
FanfictionJack Sparrow era un pirata y, como tal, tenía claro que su corazón debía pertenecer al mar. Era, además, del tipo de personas que no solían medir las consecuencias de sus actos, por lo que no era extraño encontrarle en medio de situaciones complicad...