Capítulo XII | Capitán

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               SELINA TRATÓ DE DISTINGUIR ALGO A TRAVÉS DE LA VENTANA, pero todos sus esfuerzos resultaron inútiles. Sabía que aún no había anochecido porque una tenue luz blanca iluminaba el camarote, pero la niebla que rodeaba el barco era tan densa que no permitía ver nada a más de dos metros de distancia. Hasta ese momento, la chica no había tenido las nubes tan cerca, lo que le hizo preguntarse si la vida de los piratas consistía en toparse con nuevos descubrimientos cada día.

Desde que estaba en el mar, había escuchado muchas historias, presenciado diferentes fenómenos atmosféricos y, lo mejor de todo, había podido actuar sin seguir protocolos absurdos porque no tenía que preocuparse de lo que la gente pensara. Se había dado cuenta de que los únicos miembros de la tripulación con los que había hablado habían sido Gibbs, Jack y Will, pues a los demás tripulantes no les hacía demasiada gracia que una mujer de la alta sociedad viajase junto a ellos. Sin embargo, en ningún momento se había sentido despreciada porque, independientemente de lo que pensaran, nadie se había atrevido a alzar la voz en su contra. Cuestionar aquello sería como cuestionar las órdenes de Jack, y ninguno se atrevería a hacerlo porque para que una tripulación funcione, ha de creer en su capitán.

El ambiente en el que Selina se había criado difería mucho de este modo de pensar. En Port Royal, la chica había sido testigo de cómo su padre, el gobernador y el comodoro menospreciaban las ideas de Will por el mero hecho de ser un herrero. Y, como este, era capaz de pensar en más de treinta ejemplos en los que había presenciado cómo los nobles hacían de menos a personas que se encontraban en clases inferiores a la suya. O, incluso, había llegado a escuchar cómo se criticaban entre ellos cuando alguno no estaba presente.

Los piratas eran escandalosos, asesinos, descarados, ladrones y unos traidores. Selina había podido presenciar todo eso con sus propios ojos cuando la tripulación de la Perla Negra había atacado la ciudad. Sin embargo, poco a poco se daba cuenta de que existía algún tipo de lealtad entre ellos —al menos, entre los una misma tripulación— necesaria para que la convivencia funcionase.

Entre la espada y el océano | Piratas del Caribe [Jack Sparrow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora