Entre la espada y el océano | Piratas del Caribe [Jack Sparrow]

Capítulo XXII | Comienzo de la pelea

_

Aclaración. El inicio de este capítulo sucede a la vez que la segunda parte del anterior. Es decir, que cuando empieza todo esto, Anastasia está yendo hacia la Perla a buscar a Elizabeth y a la tripulación.

_

JACK MENTIRÍA SI DIJESE QUE NO SINTIÓ NINGÚN TIPO DE SATISFACCIÓN AL OBSERVAR EL DESCONCIERTO DE SU EX TRIPULACIÓN. ¿Es que aún no se habían dado cuenta de que la suerte le perseguía? Para ser sinceros, a veces ni siquiera él se creía la fortuna que tenía, pero evitaba cuestionar el tema. En su lugar, optaba por fingir que nada era fruto del azar y que todo estaba cuidadosamente planeado.

Caminó entre los piratas con pasos seguros mientras pedía permiso para pasar. Al mismo tiempo, gesticulaba exageradamente con los brazos tratando de llamar la atención de Barbossa, quien se encontraba algo alejado de la tripulación mientras amenazaba la integridad del cuello de Will con un cuchillo. En la escena no había ni rastro de Elizabeth y esto provocó que el hombre maldijera para sus adentros, ya que supuso que Anastasia se habría dado cuenta de ello y estaría furiosa en aquel instante. Le sorprendió que el agua que rodeaba la isla no estuviese hirviendo al sentir la ira de la criatura.

Finalmente, debido a que la tripulación comenzó a guardar silencio mientras se dirigía miradas atónitas entre sí, Héctor reparó en su presencia y esbozó la mayor mueca de ofuscación que había formado en su vida. Le sorprendió que Jack escapara por primera vez de la isla, pero hacerlo una segunda vez ya era imposible; y así lo hizo saber en un murmullo que el pirata de rastas no tardó en rebatir.

—¿Imposible? No. Yo diría más bien que es improbable.

Lo odiaba. Definitivamente, Barbossa lo odiaba. No solo había interrumpido su discurso, sino que además parecía mofarse de la situación con cada palabra que pronunciaba. Debía reconocer que su manera de salir de cualquier embrollo tenía cierto mérito y que su curiosidad por saber cómo había escapado era tan grande como la de cualquiera. No obstante, no pensaba preguntar porque se negaba a perder más el tiempo.