Capítulo 02
«Querido Fred,
Desde el salón puedo ver el maravilloso día que hace, y no puedo evitar recordar ese cielo que podíamos ver desde la Torre de Astronomía tumbados sobre la fría piedra del suelo, con nuestras miradas cegadas por la intensidad del sol y la temperatura de nuestra piel.
¡Por Merlín! Quería prenderme en fuego. Pero ahora sólo es un recuerdo que está muy dentro de mi alma, cómo aquellas tardes bajo el dosel de mi cama en Grimmauld Place en dónde fuiste capaz de encontrar esa poca luz de mí que nadie jamás quiso buscar.
Pero ahora parece que me estoy ahogando, cómo en esas pesadillas recurrentes que venían a mí una y otra vez mientras dormíamos abrazados en tu apartamento sobre Sortilegios Weasley.
Siempre nos recordaré así. Disfrutando vivir al límite de las normas. Dos cabezotas intentando jugar a no amarse cuando ya habían caído rendidos el uno en el otro.
No teníamos ni idea de qué hacíamos. No la teníamos, pero lo intentamos hasta el final.
Pero ahora siento que me despido de tí en cada carta que te escribo, una y otra vez. No me gusta, Freddie, y duele. Duele mucho, porque la joven Denébola Black que se enamoró de Fred Weasley nunca se irá, porque la parte de mí que eres tú nunca morirá y quiere ir dónde tú estés. Pero jamás le haría eso a Reggie. Su mundo desvanecería, así que me gusta pensar que eres tú el que va allá donde yo estoy, porque así te siento más cerca. Porque no quiero que lo que vivimos se quede sólo en un recuerdo...
Con todo mi amor por tí (cómo te odié cuando tú me escribiste eso),
Denébola Black. »***
Lunes 23 de noviembre de 1998.
No fue premeditado, realmente. Nunca habría tomado esa decisión por su propio pie si hubiese podido evitarlo, pero Denébola no podía decirle que no.
Había hecho mucho por ella y debía reconocerlo, porque sin George Weasley ella no habría levantado cabeza, se habría refugiado entre las sábanas de su cama con Reggie a su lado y no habría salido de allí lamentándose a cada momento de no sucumbir al deseo de apestar a whisky de fuego.
Pero ahora, ese sentimiento de gratitud la tenía en la puerta de la calle muggle con acceso al Caldero Chorrante con Reggie entre sus brazos.
Suspiró con fuerza y entró.
No había ido al callejón Diagon desde que Fred se marchó, aunque tampoco había pisado el pub.
Ahora, el olor del alcohol de la noche anterior y las mesas aún vacías por la hora tan temprana le hacían llevar su mirada al rincón más apartado y le recordaban a aquella noche que discutieron tras marcharse Oliver Wood. Esa noche concibieron a Regulus.
Sacudió su cabeza levemente y acurrucó aún más a su hijo entre sus brazos antes de atravesar el Caldero Chorrante a toda prisa sin detenerse apenas en saludar a Tom.
Fuera, en aquél callejón tan mágico, las tiendas aún trataban de reponerse de lo pasado con asombroso coraje, pero seguían quedando eclipsadas bajo la luz que irradiaba Sortilegios Weasley.
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Cómo me enamoré de la última de los Black. || Libro 2 • GEORGE WEASLEY ||
Hayran KurguLa guerra había concluido, habían conseguido ponerle fin al legado de Lord Voldemort, pero había tenido un alto coste. Fred Weasley había abandonado ese mundo para siempre. Lo hizo tal y como lo había vivido, riendo hasta el final, pero tras su part...