Capítulo 1

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Basta.
Por favor, para.
  No sigas...







































Un silencio abrumador inunda el cuarto apenas despierta.

Son las cinco de la mañana y a su lado, se encuentra una pequeña rubia, desnuda. Tapada con las mismas sábanas que ella.

—¿Ya te vas?— Murmura.

Mikasa junta su ropa del suelo y se la coloca, sin dirigirle la mirada.

—Si.

Toma su cartera, y deja el dinero que le corresponde a su lado. De hecho, toma un par de dólares extra para ella. Por su amable servicio.

—¿Te veo luego?— Pregunta la pequeña, recargada sobre sus codos.

Las sábanas que anteriormente cubrían su figura caen, y la dejan expuesta.

En su delicado cuerpo se encuentran algunas marcas rojas. Sobretodo brazos, pecho, abdomen y piernas.

Mikasa las mira, culpable. A Historia no le molestaba que fuece así de ruda, pero la azabache no podía evitar sentirse así de mal al terminar el acto.

—Posiblemente.

Se dirige a la puerta de la habitación. Claro que la vería de nuevo.

—Adiós...

—Adiós, cuídate.

La cierra despacio, y camina por el pasillo poco iluminado del lugar hasta salir de él.

No recuerda cuantas horas de sexo tubo con la chica, pero debieron ser muchas para tenerla con las piernas débiles, y el cuerpo cansado, pero no satisfecha.

Pasa una mano por su cabello, frustrada, decaída.

No es que Historia hiciera un mal "trabajo", ni nada de eso. La verdad, la razón de tal insatisfacción estaba un poco más allá por entender.

Al llegar a casa, todo está tranquilo. Se arroja a la cama y prende el televisor un momento. Ella tiene canales exclusivos con contenido para adulto en la mayoría de su programación. Ya saben, para pasar el rato.






















[Ninfomana]















Al otro extremo de la ciudad, se encuentran una pareja de esposos.

—¿Ya te vas?

Ella trmina de colocarse la blusa color blanco del trabajo y mira a su esposo atravez del espejo.

—Si.— Abrochó sus botones.—De hecho, llego tarde.

El hombre asiente, y Annie pasa a su lado sin despedirse de el. Simplemente toma sus cosas y gira el picaporte de la puerta.

—¿Harás algo después?—Pregunta Berthold.

—No.

Una mano le impide salir, y le da la vuelta tomándola por el hombro.

—Hagamos algo juntos un día, Annie. A pasado tiempo desde que salimos o convivimos como pareja.

¿Realmente lo hicieron alguna vez?

Annie suspira, y pone sus pies fuera del departamento sin importarle su propuesta.

—Estoy ocupada.

Ninf*****. [Mikannie] G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora