Capítulo 15

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—¿Estás segura de esto?

Mikasa rió levemente tras su espalda y le colocó el antifaz rojo mientras con su otra mano la sujetaba del mentón con fuerza para que se mire frente al enorme espejo en esa habitación.

Pasó saliva, y respiró un poco con agitación. Tiene las manos y pies atados, por lo que no puede moverse.

De nuevo, está sumisa ante ella.

Mikasa la mira a los ojos atravez del espejo. Hay un brillo especial, de deseo, posiblemente.

Suspiró.

"¿De que más podría ser"

—Annie.

Susurró.

—Cae...


















[Ninfomana]






















2 Días después.

Escuchó como abrían y cerraban la puerta de la entrada. Fue entonces, que un par de pisadas llegaron hasta ella.

—Volví.— Anunció su esposo.

Berthold estaba de regreso.

Él sonrió y besó a Annie de forma cálida una vez llegó hasta ella.

—¿Cómo te fué?—Preguntó Annie.

—Ah, todo bien. Un poco cansado de tanto viaje, pero fuera de eso estoy bien.

Se sentó en la cama y se quitó la corbata.

—¿Tú cómo estás?

—Bien.

Sonrió.

—Me alegro.— Suspiró.—Dios, no sabes con cuanto estrés me encuentro ahora. Quisiera dormir al menos una vida después de tanto trabajo.— Dejó caer el cuerpo sobre la cama, y la miró.—¿Tú qué hiciste?

Annie encogió los hombros, y terminó de peinarse.

—También.— Se abrochó la blusa.— Solo de aquí al trabajo, y del trabajo  aquí.

—Suena aburrido,—Bostezó.— ¿Segura no hiciste nada más?

Negó.

El guardó silencio un momento y la miró de forma severa a través del reflejo del espejo.

—¿Y coger como puta con tu paciente no es nada?

Un silencio abrumador y preocupante inundó la habitación. Annie giró, lentamente y el hombre dejó sin más la computadora sobre la cama, la cuál solía llevar cada que viajaba.

La abrió, y en la pantalla pudo verse, como en diferentes ocasiones, diferentes lugares de la casa, y en diferentes posiciones, Mikasa y Annie hacían de las suyas, mientras el no estaba.

Mientras estaba, tres malditas semanas fuera de casa por cuestiones de trabajo.

El rompió en llanto de la nada, y la miró con una sonrisa un tanto maniática. Annie la verdad no tenía expresión, pues gran parte de ella aún intentaba procesar todo.

¿En qué puto momento esto pasó?

—¿Qué puedes decirme de eso?, Annie. ¡Dime! ¿Cómo piensas explicar eso?

Recuerda habérse preguntado en más de alguna ocasión si todo esto valdría la pena al final.

—¿Qué quieres que te diga?

Ninf*****. [Mikannie] G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora