Contrato.

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Días Después.

Mo Guan Shan no quería encontrarse ahí, hace momentos atrás se había encontrado en un avión, y aunque estaba molesto porque le hayan arrebatado la oportunidad de estudiar por un tiempo de forma tranquila, sabía que no tenía otra opción. Estuvo más tranquilo cuando se dio cuenta que aquella casa tan opaca se encontraba solamente lleno de sirvientes y guardaespaldas por cada cierto lugar, y tan pronto cuando  se encontró con He Cheng, no dudo en preguntar por la presencia del Señor He y He Tian.

— He Tian está en la universidad. —Con aquellas palabras suspiro, mirando de reojo a todos quienes parecían mantener la mirada en él de forma discreta, lo cual obviamente no lograban.— Te llevaran a tu habitación.

— ¿Qué? —preguntó incrédulo, frunciendo el ceño y observando a quien se encontraba frente suyo mirando con tranquilidad y seriedad, el rostro de He Cheng le inquietaba en ocasiones.— Disculpe, pero creo que es mejor que vaya a casa.

— No es lo que mi hermano ordeno. —La voz del pelinegro mayor le hizo estremecerse, haciéndolo enfadar más debido a la negación a su libertad que le estaba restregando He Tian.

Lo próximo que supo es que algunas mujeres de complexión delgada y pequeña se acercaron tímidamente a él, dirigiéndolo hacía una habitación que no dudo en mirar pensativo. Hasta que una de las muchachas pregunto si necesitaba ayuda con las maletas, el negó en silencio, y sin despedirse entró a aquel lugar.
Se sobresalto un poco cuando vio el contraste que hacia aquel cuarto en todo el lugar, no soportaba la idea de la diferencia que había de él a todos los demás y le hacía sentir un poco cálido la idea de que He Tian haya intentado hacer algo diferente a toda la casa entera. Algo llamativo o tranquilo. No entendía como había pasado de estar rodeado de colores neutros y muertos a unos que lo tranquilizaban, el olor a naranjas de la habitación lo atrapaban y las paredes de color pastel daban una buena imagen con el ventanal blanco que había en el fondo, los muebles eran blancos y de color crema, haciendo una combinación tan casual que lo relajó por unos minutos. No podía negarse a su destino, si se encontraba ahí sería por algo y tal vez solo podría servir a el señor He, no a Tian, quien le confundía a cada paso y lo perdía en todo respiro haciéndolo dudar de su propia caminata, He Tian era más que una perdición a él.

Los suspiros que soltaba Mo Guan Shan daban a entender lo cansado que estaba, y parsimoniosamente empezó a ordenar sus cosas. Todavía no venía el futuro y ya estaba cansado.
Y de lo único que estaba seguro era que quería descansar, la mano le colgaba de la suave cama que apenas toco sintió que le hacía flotar sobre agua, las luces encendidas que daban un toque cálido a la habitación se apagaron dejando todo de forma neutral, y solo tal vez a Mo Guan Shan le agradaba más la oscuridad.

╰ひ╯

He Tian tuvo un regreso a casa de lo más calmado, a pesar de que venía un poco aturdido por haber estado rodeado de chicas en aquella universidad, no quitaba el hecho de que se tranquilizo apenas llegó a la puerta de su, ahora, hogar. Así es como empezó a caminar hacía la cocina, tenía hambre y probablemente la comida debería estar lista, tan presentable que apenas se acerco unos metros el olor de alimentos recién hechos llegó a sus fosas nasales, estaba tan agotado que sonrío, y hubiera sido más fácil si fuera comida cocinada por su pelirrojo, que aún no llegaba.

Se sentó rápidamente después de saludar a aquellas pequeñas personas que aún circulaban por la cocina, acomodando cada plato.
Su hermano y su padre no se encontraban, por lo que pensaba, tal vez ambos habían salido a algún tipo de asunto de la familia, dejándolo comiendo solo como siempre.
Tomó aquellos palillos de madera entre su manos, queriendo acercarla a la comida.

Mad Dog. | TianShan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora