Finalmente.

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╰ひ╯

Se quedaron un rato quietos, por lo menos unos segundos hasta que el cuerpo de Mo Guan Shan sintió movimiento, estaba tan encarcelado en los brazos de He Tian que esperaba que este se apartará ya. Grata y desgraciada fue su sorpresa cuando sintió algo húmedo en su cuello.
Era la jodida lengua de He Tian.

Aunque el rubor se presencio rápidamente por todo su cuerpo solo atino a fruncir el ceño con una mueca asqueada. Claro, no es que le diera asco o lo odiara, ya había aceptado sus sentimientos románticos hacia el otro, pero aun así no se acostumbraba y no estaba acostumbrado a esas muestras de afecto.

Con su brazo agarró fuerza y lo llevó hacia atrás, tirando a He Tian de la cama mientras este se quejaba.

— A ver si vamos dejando esa costumbre, eh... —Sobándose la cabeza habló, arrugando ahora el ceño con una sonrisa mientras el rojizo lo miraba expectante desde el colchón, ese golpe si había sonado más que bien.

— Digo lo mismo. —El ojimiel contestó, llevando su mano a su nuca y ahora su mirada perdida en la puerta entreabierta de la habitación, sonrojado por los gestos del pelinegro.— Mierda, vayamos a comer ya, me estoy asfixiando aquí. —El menor se levantó de un salto, tomando la iniciativa en caminar hacia la entrada y salir de la habitación, con un Tian apresurado en pasos rápidos para alcanzarle.

— Mozi, espérame. —Pidió, haciendo un puchero y logrando tomar de la remera al contrario.— No me dejes. —El brazo de Shan fue ahora abrazado por el de cabellos negros, quien se restregaba contra el mientras caminaban, si, como si se tratara de un perro feliz porque acompañaba a su dueño.

— Sabes, He Tian. —Hablo de forma calmada, aquel tono de voz alarmando a He Tian quien bien abrió los ojos para mirar a su amor, ilusionado por lo que iba a decir. Mo Guan Shan casi nunca sonaba calmado.— Deberías bañarte, apestas a muerto. —Se le cayó el cielo encima, causándole una mueca de tristeza mientras aflojaba su propio agarre contra Mo Guan Shan.— Espero que no hayan quemado la comida. —Aquello hizo flaquear al pelinegro, no por sus palabras, si no por el mismísimo Guan Shan. Sintió perfectamente como el cuerpo del más bajo se acercaba a él, tambaleando levemente en el acercamiento.

Si, luego se ducharía, ahora solo se dedicaría a abrazar el brazo del pelirrojo como si se tratará de una esposa bien enamorada de su esposo.

La cara de He Tian era un poema ahora mismo, tanto que los guardias parados en el pasillo lo miraron confundidos.

Por fin el pequeño He Tian estaba sintiéndose bien.

╰ひ╯

— Se ven bien. —Molestó el viejo, sentado observando y ojeando lo que parecía ser un periódico, mientras tomaba té de una taza. Los panes tostados en el plato solo hacían saber a He y Mo que ya los había estado esperando.

El ojimiel se apenó, aun seguía con el mayor pegado a el como koala, cosa que le gustaba pero ahora estaba avergonzado por tener a el padre de Tian mirándolos directamente.

— Ha... Estas aquí. —La voz de He Tian se escucho fastidiada, y Mo Guan pudo mirar la cara de culo que puso mientras lo arrastraba a las sillas. Ahí fue que lo soltó, ahora con un Shan sentado de forma derecha mientras el pelinegro a su lado relajaba de más su postura al sentarse, encorvándose de forma leve aunque no notoria, y jugando con su cuchara y la de Guan Shan mientras esperaba la comida.

Mad Dog. | TianShan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora