capitulo 4 | Pienso en él cuando escucho Morat, cague

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Cassandra

Hace como una semana él Bastian había llevado al Cris en estado de piojo y yo sigo sin superarlo. Además vio una foto mía de huasita, que vergüenza.

Necesito tutorial para saber cómo sacar toda esa tarde de mi cabeza.

Lo malo ahora es que cuando pongo mi playlist de Morat pienso en él. Eso es muy malo, las canciones de Morat no se deben ni pensar en dedicar.

"Rompiendo corazones te entretienes y cuando das el tuyo es de papel"

Okay, suficiente musica por hoy.

No puede encajar tan bien con él.

Durante todos estos años lo he visto estar con miles de chicas, esa canción lo representa.

Me saco los audífonos y los lanzo dentro de mi mochila con cierta rabia.

De lejos veo a mi primo, este me saludo con la mano y yo hago lo mismo. No haríamos mayores esfuerzos para saludarnos, no compartimos sangre pero la flojera es la misma.

Pero no había ni rastro de él individuo que siempre busco. Puta la wea.

Pa la otra.

Deja de buscarlo, pereces weona.

Toda la razón.

— Quiero comer sushi — dice la Elena mientras mira por la ventana.

Bien, me van a desconcentrar con otro tema. Las amito.

— Yo igual — agrega la Laura.

Ahora yo igual me antoje, eso no se vale.

— En mi casa al salir de clases — digo antes de que alguien más ofrezca su casa — Que ya tengo hambre y mi mamá no dejo na pa comer.

Secreto, odio salir de mi casa así que no pierdo oportunidad cuando se quieren juntar de ofrecer mi hogar.

— Ay yo voy a almorzar con él Andrés — la Margarita se excusa — pero cuando terminemos puedo ir para allá.

Eso, así vemos la novela juntas y al Simón Pesutic también.

— Obvio mi vida, la invitación es hasta la noche. Tenemos que aprovechar cada momento que no tenemos prueba al otro día.

Y esos momentos eran milagros por que los profes se volvieron locos haciendo pruebas ya que según ellos nos queda poco tiempo.

— ¿Llevo algo? — indaga la Margarita.

— Solo a ti y un jugo de frambuesa.

— Por que pregunte si era obvio que me ibas a pedir eso — ríe.

El timbre sonó, el sonido de mi felicidad y de mi tristeza. No existe punto medio.

Caminamos fuera del comedor y como si mis ojos junto a mi mente me quisieran ver destruida veo al Bastian subiendo la escalera junto a la Emily.

No se puede ser así de linda weon, que le queda al resto.

༺♡༻

— Voy a explotar — me tiro en hacia atrás en mi cama.

— 100 piezas — recalca la Elena—  ¿Como hicimos eso?

— Con mucha determinación, eso es obvio — digo.

— No quiero volver a comer sushi en mi vida— dice la Laura.

Que te voy a estar mirando a vo'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora