capitulo 6 | ¿Dormimos juntos? Ojala.

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Cassandra

Me miro en el espejo y tomo otra vez el encrespador. Si voy a ver al Bastian un sábado en la mañana por lo menos que valga la pena.

Termino de embellecerme y salgo de mi pieza, para mi mala cuea están todos levantados tomando desayuno. Apuesto que quieren verme humillada para molestarme hasta el fin de mis tiempos.

— Mi amor que linda vas — me sonríe mi mamá — Si hasta te peinaste.

Por primera vez me salieron las trenzas boxeadoras y estoy súper feliz por que además me quedan preciosas.

— ¿Cuando aprendiste a hacerte trenzas? — me mira él Cris mientras se come su pan.

— ¿Te importa?

— En realidad no.

— Lo supuse.

Voy a la cocina a buscar una caja de jugo para irme al partido y no llegar tarde.

— Bueno familia, nos vemos más tarde — me despido.

Le doy un beso a mi mami y a mi padrastro, reviso que todo lo que necesito este en mi bolsillo y camino a la puerta.

— ¡Yo voy contigo! — me grita él Cris desde el segundo piso.

Haciéndome la tonta cierro la puerta y camino rápido para que no me alcance. Pero nunca se tiene que dudar de el crecimiento de un chico de dieciséis que con dos pasos ya estaba a mi lado.

— Quiero hablar contigo hermanita — me abraza por los hombros — Y es súper importante.

Cierra el portón conmigo entre sus brazos, no me suelta ni cagando o me voy corriendo. Me conoce él weon.

— ¿Y de que sería ese tema súper importante? — indago.

Quizás que estupidez quiere hacer y quiere que lo ayude.

— De la Laura — suelta.

Uy, eso no es una estupidez.

— Y del Bastian — agrega.

Mierda. Recontramierda.

¿De que mierda hablamos?

— Suéltalo — digo para saber de que chucha quería hablar.

— ¿Por qué tengo una foto tuya y de él en la casa mirando las fotos de la repisa?

Me esta webiando.

¿Y este aweonao no revisa su galería? eso paso hace más de una semana y recién se da cuenta.

Igual me hago la weona, total es Bastian fue como amigo.

Lamentablemente.

— ¿Te acuerdas ese día que te desperté con un hielo en la frente? Fue ese día, te encontró en la plazuela y te llevo a la casa.

Le cuento con total normalidad y tranquilidad para que no sospeche, si lo llega a saber me mató.

— ¿Y desde cuando tan buen samaritano? — enarca una ceja, dudoso.

— Siempre ha sido así — lo miro mal — malagradecido.

Lo pudo dejar tirao en la plaza pero lo trajo sano y salvo al perla, yo le hubiera dejado ahí para que le roben hasta el apellido.

— Y también anoche se me vino un recuerdo — vuelve a hablar.

— ¿Estai como la Rapunzel con visiones? — lo molesto.

— Solo recuerdo como me retabas y como repetías que no te gustaba él Bastian— ignora por completo mi comentario— ¿Algo que decir al respecto?

Mierda.

Que te voy a estar mirando a vo'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora