capitulo 9 | Esta pelicula ya la vi y no me gusto el final

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Cassandra

Lunes culiao, ¿falta mucho para el viernes?

Igual tengo el presentimiento que va a ser una gran semana, además el día del alumno es el viernes entonces eso significa carrete en algún lugar.

Felicidad.

Y si no sale nada me quedo tomando con las chiquillas en mi casa y que tanta wea

— Si voy a pedir café a cocina, ¿me darán? — la Elena de apoya en la mesa — Ya se me termino.

— Si quieres voy yo — me ofrezco.

Así tengo una excusa para buscarlo en el patio.

Aprovechó de bajar contigo al baño — la Laura me toma el brazo y salimos juntas de sala.

Me aferro al bracito de la Laurita para bajar esa infernal escalera, no se cual es el afán de estos weones de quedarse parados ahí.

— Te vas a sala después no más, que yo meo y me voy para allá— me dice — Esta muy helao pa andar a vueltas.

Toda la razón, pero yo lo quiero ver.

Como que me estoy obsesionando.

Camino hasta el comedor para ir donde las tías de la cocina, tiernamente les pido un café en el termo y ellas acceden altiro.

Tan tiernas.

— Que no te vea en inspector que después nos retan— advierte la tía.

— Soy una tumba tía, nadie se enterara de esta transacción — sonrió— Chaito que tengan lindo día.

— Chao mi niña.

Abrazo el termo para que no se vea y me devuelvo a la sala, no sin antes pasearme un poco por si me lo encuentro.

No se que voy a hacer si me lo pillo, lo puedo saludar y también lo puedo molestar. Las posibilidades son infinitas.

— ¿Llevas droga?— me susurra en el oído — Te he dicho que eso es malo.

Gracias dios por regalarme este momento.

— Bastian culiao me asuste — me doy vuelta para mirarlo.

Esta tan lindo como siempre.

— ¿Pero llevas droga o no? — insiste.

— ¿Necesitas que te consiga? ¿estás con síndrome de abstinencia, cariño?

— Cassandrita — niega sonriente — ¿Quieres?

Me ofrece un paquete de cubanitos, mis cubanitos del amor aahhh.

— ¿Me los compraste a mi?

— ¿Los quieres o no?

— Solo si me dices la verdad.

— Vas a salir perdiendo tu.

— Dale Basti, dilo.

— Es un agradecimiento por darnos aguita— se encoge de hombros.

— Si me lo pagan así, me puteo al Felix más seguido.

¿Vieron el doble sentido de eso? me amo.

— ¿Si sabes que puedes ir a los partidos? Es bacán tenerte ahí.

¿Escucharon eso? ¿acaso se me esta insinuando? se claro cariño, no entiendo tus indirectas.

Mejor me voy antes de quedar roja como un tomate.

Sip, es lo mejor.

— Me tengo que ir a la sala — me pongo de puntitas y le doy un beso en la mejilla — Chaito.

Camina weona.

¿¡Acaso le acabo de dar un beso en la mejilla!? Desperté re loca hoy.

Llego a las escaleras y las subo rápido para llegar a la sala, al llegar ahí siento la paz que me dar ver a todos en su vola y qué nadie te pesque.

— Eres la luz de mis días, te amo bebé— me abraza la Elena.

A esto llega su adición a la cafeína, pero mucho más amor para mi y eso lo amo.

— Las tías fueron super bacanes, como siempre no más.

— Si son lo mejor, pero no tanto como tú— me abraza por los hombros y caminamos juntas a nuestras mesas.

La Margarita teclea rápidamente en su celular, cuando termina de hacerlo lo tira en la mesa y se cruza de brazos.

— ¿Tas bien? — indago.

Ella se muerde el labio y me mira, sus ojos están brillantes y pareciera que se fuera a quebrar en cualquier momento.

Me siento a su lado y la abrazo, no preguntaría nada más, con su mirada basta. Él aweonao de su pololo.

Si tan solo estuviera en el colegio para pararle los carros.

Acarició su pelo y ella comienza a llorar, la Elena toma su mano y le hace cariñito en ella. La Margarita esconde su cara en mi pecho y llora con fuerza pero a la vez callando sus sollozos.

Desearía poder pasarme todo su dolor y que así no sufriera por weones.

¿Como se aconseja a una amiga que está completamente enamorada de alguien que no le hace bien?

Él la apaga poco a poco y solo lo estoy mirando, pero no se que hacer para detenerlo.

— Que vergüenza llorar en la sala — dice la Margarita — Quizás que van a decir.

— Que se atrevan a decir algo, que con la Laura los callamos en un segundo.

— Tienes a las mejores protectoras, Margarita — le recuerda la Elena.

— Ya pasó — se limpia las lágrimas que quedan y se acomoda el pelo — Gracias.

— Mi hombro siempre esta para ti chiquita.

La Margarita me sonríe y se levanta supongo que para ir al baño, con la Elena solo nos miramos.

— No se que hacer — dice — Y me da miedo no saber cómo ayudar.

— Siento que los consejos no son suficientes, pero al final es su relación ¿no?

— No me gusta que llore siempre por él, ese es el problema.

— ¿Que le paso a la Margarita? — entra la Laura desesperada.

— ¿Que más le va a pasar? — responde la Elena con un tono obvio.

— Es mierda, lo odio weon.

Les juro que si fuera por nosotras ya lo hubiéramos tirado al volcán más cercano con sacrificio. No sirve para nada más.

Al principio era un sueño, la venia a buscar a la salida del colegio, la llevaba a comer, si hasta con flores llegaba el pendejo.

Al parecer todos son así al principio, un sueño que termina en pesadilla.

Si ellos ya habían terminado, él perla se la cago en un carrete y chicas de nuestro curso a contarnos.

"estaba curao" esa fue su excusa, desde ese momento lo odiamos con todas nuestras fuerzas.

Pero la Margarita lo adora y eso pega como un combo en la teta.

— No creo ser la única que piensa que se la esta cagando otra vez y que por eso la trata así — comenta la Laura.

— La hace sentir culpable, la Margarita se la pasa estudiando y este weon se debe aprovechar de eso.

Esto ya lo habíamos visto antes y no termino bien.

— ¿Y que hacemos?

— La magia de un pueblo en donde todos se conocen— dice la Laura — el chisme.

— Pueblo chico, infierno grande.

— Tenemos que desenmascarar al desgraciado — propone la Elena.

— Tenemos que alejarlo de la Margarita, a cualquier costo.

Que te voy a estar mirando a vo'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora