AHMED ÜLKER
Toda mi infancia pasé solo, nunca quise tener amigos por miedo a que uno de ellos me preguntara por mi madre, la cual me había abandonado sin pensarlo dos veces «O eso pensaba yo». Un día como otros, después de rechazar la amistad de Baadir, se acercó Mariam, no dijo nada la primera vez, solo se sentó a mi lado y permaneció ahí hasta que su madre la llamó. Al día siguiente pasó lo mismo, pero esa vez empezó a preguntar sobre mi comida favorita, le respondí cortante, pero ella no dejaba de preguntar. Así pasaron varios días hasta que un día me di cuenta de que ya la quería como una amiga y me harían falta sus estúpidas preguntas.
Ella se cambió de escuela para estar en la mía, sus padres se cambiaron de casa para vivir cerca de nosotros por lo que nunca nos separamos más allá de las noches cuando ella o yo volvíamos a casa para dormir. Cuando llegue a la adolescencia pensé que estaba enamorado de ella, pero nunca se lo dije lo cual le agradezco al Ahmed de antes pues ahora sé que el cariño que sentía por ella no era nada más allá de lo que un hermano podría sentir por su hermana. Me distancié de ella cuando conocí y empecé mi relación con Anastasia; ellas nunca pudieron entablar ni siquiera una conversación pues se odiaban mutuamente.
Cuando se fue del país porque según ella no podía soportar verme cambiar por Anastasia me sentí traicionado y no quería saber más de ella, llegué a odiarla por abandonarme, así como lo hizo mi madre. No hablé con ella hasta el día que Anastasia me dejó plantado el día que le iba a pedir matrimonio, Mariam no me reprochó nada, solo me escuchó y cuando terminé de desahogarme me invitó al parque de diversiones. Todo el día pasamos en aquel parque de diversiones y en ningún momento me preguntó por esa mujer, y, a decir verdad, incluso llegué a olvidarme por un momento de lo que había pasado aquel día.
No nos volvimos a separar desde ese día, habíamos retomado nuestra amistad como si nunca la hubiéramos dejado. Lastimosamente ella tuvo que irse a Italia y nos separamos por mucho tiempo, pero nunca dejamos de escribirnos. Ella sabe todo de mí y yo sé todo de ella, por eso comprendo su actuar cuando conoció a mi Sultana.
—Ya llegamos Ahmed. —dice mi Sultana sacándome de mis pensamientos.
—¿En qué piensas muchacho? —habla mi abuelo frente a mí.
—En nada abuelo, vamos.
Nos bajamos del auto y nos dirigimos directo al centro comercial. Había pedido que lo cierren desde la mañana, así que nadie podrá molestarnos ahora.
—Wow, esto es..., enorme —mira a todos lados asombrada mientras caminamos por los pasillos del centro comercial
—¿En Vakirust no hay centros comerciales? —mi abuelo se pone a su lado dejándola en medio de los dos.
—No señor, no hay tiendas tan grandes, o bueno, no que yo sepa. —responde tímida.
—Bueno, pues ahora mira y llévate todo lo que te guste, de seguro Ahmed estará dichoso de cumplir cualquier capricho tuyo —me lanza una mirada cómplice—. ¿No es así muchacho?
—Claro que sí, puedes llevarte todo lo que quieras Sultana, tú solo escoge. —asiente algo incómoda.
—Empecemos aquí, vamos muchacha, sígueme. —dice mi abuelo antes de meterse a una tienda de tecnología.
«Empezamos mal.»
Dejo que se adelanten y los sigo con la vista. Mi abuelo se ve muy emocionado al enseñarle cada cosa del lugar, pero por las caras que hace entiendo que él tampoco sabe usar alguno de los aparatos que le muestra. Sonrío cuando veo que ambos logran descifrar como se usa unos audífonos inalámbricos y dan pequeños saltitos de alegría mientras se pasan los audífonos entre ellos para escuchar.
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Hacerte Sentir Mi Amor
Romance2DO LIBRO La vida de Elizabeth ha cambiado drásticamente y todo por culpa de un hombre que ahora dice quererla pero que le ha hecho tanto daño. Ahora se debe enfrentar a los nuevos retos que implican vivir en Turquía, junto al hombre que la ha salv...