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ELIZABETH AYDIN (ÜLKER)

—Ustedes entren primero y ya saben lo que deben hacer. —dice Ahmed a su familia y ellos hacen lo que les pide.

Cuando cierran la puerta de la entrada, él regresa a verme y con ambas manos acuna mi rostro.

—¿Qué pasa? ¿Por qué no entramos? —sé que sueno algo desesperada, pero este día ha estado lleno de sorpresas que me han encantado y de seguro, la que falta también lo hará— Entremos, quiero entrar.

—Tranquila, debes tener algo de paciencia cariño —me sonríe—. Pero, antes quisiera decirte algo.

—Dime.

Se queda un largo tiempo detallando mi rostro antes de continuar.

—Bueno —suelta un suspiro pesado—, primero quiero que me perdones, fui un idiota desde que llegamos a Turquía y no te he sabido dar el lugar que te mereces Sultana.

—No te tienes que dicul...

—No, tengo que hacerlo —dice muy serio—, tu no merecías nada de lo que dije o hice durante mis estúpidos arranques de celos —su rostro se ve afligido, por lo que pongo mis manos en su rostro, como él lo hace conmigo.

—Entiendo Ahmed y te perdono. —me da una sonrisa tímida pero su semblante vuelve de inmediato a mostrar seriedad.

—Ahora, tengo que decirte algo que seguro te enterarás pronto, por lo que prefiero darte yo la noticia.

—Me estas asustando Ahmed, ya dime que pasa.

Su semblante se torna serio y eso solo hace que me preocupe más.

—En las noticias, ya están circulando unas fotografías tuyas y un video —no entiendo que tiene eso de malo—. En el video se puede ver lo que pasó ese día con Asil, antes de que yo llegara con Mariam al patio —«lo recuerdo»—, ahí se ve como caes y como fui un idiota al creerle a Mariam cuando me dijo que...

—Cuando te dijo que casi me beso con él —termino por él y asiente avergonzado.

—Incluso llegaron a grabar como te saqué del patio —lo recuerdo, fue algo precipitado, pero no me hizo daño—, ahora todo el mundo me está tachando de agresivo y violento.

—Pero no lo eres, yo lo sé. —trato de tranquilizarlo.

—Gracias —retira mis manos de su rostro y las entrelaza con las suyas—, es lo que necesitaba escuchar.

—Ahora ¿Qué pasa con las fotografías? ¿Son de ese día también?

Demora un poco en responder y entiendo que tal vez es algo más serio por como su semblante se ve.

—Son..., son las fotografías que Baadir me pedía tomarte para el supuesto libro y...

«Ese hombre no me dejará en paz nunca»

—¿Y qué?

—Y una foto que no sé cómo la sacó, pero... —me impacienta que no lo diga rápido—, en ella se ve cuando te besó, incluso se puede ver que Kiral y yo estamos a pocos metros de ustedes, por lo que no sé cómo pudo sacarla o quien la sacó.

—Ese..., ese maldito —lo digo con rabia y no me pesa maldecirlo internamente.

«Lo odio, lo odio..., lo odio con todo mi ser.»

—Pero no te preocupes cariño, mi padre ya está haciendo todo lo posible por eliminar esas fotos y el video de todos los medios —lo que dice no me tranquiliza del todo—. Tal vez fui un idiota por decirte esto hoy y arruinar nuestro día, pero, no podía dejar que te enteraras por otra persona que no sea yo, perdón. —se ve arrepentido.

Hacerte Sentir Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora