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—¡¿Dónde está ella?! ¡¿Qué pasó?! —la voz de Ahmed lo hizo reaccionar— Dime que ella está bien, por favor.

Al ver a su hijo, Faruk se sintió más culpable que nunca.

«Ahora si me va a odiar» pensó, pues al notar como se preocupaba más por ella que por sus hijos, sabía que la decisión que había tomado hace unos momentos había sido tal vez la equivocada.

—Lo siento hijo..., lo siento tanto...

—¿Qué es lo que sientes papá? ¡Dime! —Ahmed estaba desesperado y el silencio de su padre lo ponía peor.

No podía mentirle y sabía que si se enteraba de lo que hizo cuando las cosas empeoraran, lo iba a odiar más, así que armándose de valor, comenzó:

—Me hicieron elegir Ahmed. Era ella o tus hijos.

Un silencio absoluto invadió el lugar, volviendo más tensa la situación. Faruk notó como los hombros de su hijo se hundían, como si un gran peso se posara en ellos.

—¿A-a quién elegiste? —dijo en un hilo de voz— A ella ¿verdad? la elegiste a ella...

—No hijo, lo siento —Ahmed cayó al suelo y Faruk solo se sentía más culpable que nunca—. Ella me lo pidió Ahmed, son tus hijos...

—¡No debiste padre! ¡No debiste hacerle caso!

—Perdóname, pero ella lo quería así —trató de abrazarlo, pero fue apartado de un solo movimiento—. Cálmate, aun no nos han dicho nada los doctores, puede que las cosas salgan bien y los tres lleguen a salir por la puerta grande, trata de...

—¿Familiares de Elizabeth Ülker? —una enfermera los interrumpió.

Ahmed se levantó y se acercó corriendo a la mujer.

—Soy su esposo, ¿qué pasó con mi esposa? ¿y los bebés? —estaba tan desesperado.

—Los bebés están en la sección de recién nacidos, de hecho vine por eso, necesito que se acerque para registrarlos.

—¿Y mi esposa? ¿Cómo está ella?

La enfermera se mostró sorprendida ante la pregunta.

—¿Cómo? ¿No le dan aún noticias? —la pregunta misma era una clara confirmación de que algo malo pasó.

—No señorita, por eso le estoy preguntando —Ahmed estaba irritado por la incompetencia de la enfermera—. Dígame cómo está ella.

—Lo siento señor, pero esa información no la tengo, yo solo me dedico al área de recién nacidos. Pero supongo que en un momento saldrán a decirle lo que pasó con la señora.

Ahmed volvió a sentarse en el suelo. No quería saber otra cosa que no sea sobre su Sultana.

—Señor, necesito que venga conmigo —continuó la enfermera—. Sus hijos lo están esperando en...

—No —dijo algo grosero—. No me moveré de aquí hasta tener noticias de mi esposa.

—Ahmed, debes ir —Faruk trató de levantarlo del suelo, pero fue apartado de inmediato—. Son tus hijos, pase lo que pase.

—Si quieres ir, ve tú —respondió con desdén—. Tú los elegiste a ellos antes que a ella.

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Horas más tarde, toda la familia había llegado al hospital, pero nadie se atrevía a acercarse a Ahmed quien no se había movido desde que llegaron. Faruk les había contado todo lo que había pasado y apenas supieron que los bebés estaban en el área de recién nacidos, fueron a verlos.

Hacerte Sentir Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora