Capítulo 4

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El sol me pega en la cara. ¿Qué mierdas pasó? Me da una punzada en la cabeza. Aprieto los ojos del dolor. Me intento mover pero hay algo que me lo impide. Giro la cabeza y me encuentro con un pecho desnudo.

Oh mi Dios.

Hay una mano que me toma de la cintura y mi pierna está sobre la cadera de alguien. Siento mi sangre hervir en mis mejillas. Miro hacia arriba y veo una cara angelical con unas pestañas largas. No lo reconozco, no se quien es. Calma Roh, no entres en pánico. Se mueve. Quito la pierna de su cadera y él su mano de mi cintura.

Me levanto rápido de la cama. Tengo una camiseta de Superman que me cubre hasta cuatro dedos debajo de mi trasero. Me toco. Suspiro de alivio. Tengo puesta mi ropa interior. Miro a la cama y ahí esta ese extraño. ¿Qué hice? Se estira y entonces se levanta de la cama. Me hago chiquita en mi lugar. Tiene una espalda ancha y Zeus me perdonará pero me encantan las espaldas de los hombres. Tiene el cabello corto y despeinado. Hay Zeus. Gira su cabeza y mira donde estaba yo. Después me mira. O-oh...

—Veo que ya te despertaste- su voz suena condenadamente sensual. Mátame Zeus.

—¿Qué pasó ayer?–trato de que mi voz no suene temblorosa.

—¿No recuerdas nada?– me pregunta.

—Por eso te estoy preguntando. ¿Tú y yo...?–oh por favor.

—No, claro que no- niega rápidamente. Respiro con tranquilidad.– Te pusiste ebria y no sabía donde podía dejarte así que te traje aquí.

—Oh, que considerando– murmuro. Soy consciente de que sólo traigo puesto una playera. Me la jalo en el peor intento por esconder mi desnudes.

—Tu ropa está por ahí en algún lugar de la habitación.–se levanta riendo y se mete al baño.

Corro por la habitación buscando mi vestido. Lo encuentro y rápidamente me lo pongo. Me quito la playera y la doblo. La pongo en una silla que esta ahí y acomodó un poco la cama. No se dónde están mis zapatos. Sólo hay uno detrás de las largas cortinas. Lo tomo y miro por toda la habitación.

—¿Buscas esto?–me dice desde el baño. Tiene mi tacón en la mano derecha. Asiento y me lo lanza. Lo atrapo y le doy las gracias. Dios mi aliento huele horrible.

—¿Puedo usar tu baño?–le pregunto.

—Ahora me pides permiso. Ayer entraste como reina...–lo miro avergonzada. Estaba ebria. Se ríe y asiente. Corro y me meto en el baño.

Me lavo los dientes con mi dedo. No soy como Anastasia Steel que tiene el descaro de utilizar el de Grey. Encuentro un enjuage y tomo tantito. Hago gárgaras y las escupo. Tengo delineador corrido por todo el ojo. Me quito el maquillaje y luzco como recién levantada. Me aliso el cabello y salgo del cuarto. Geo ya no está. Camino a la entrada y bajo las escaleras. Sale de la cocina con un plato de algo que me revuelve el estómago. Corro escaleras arriba y entro rápido a su habitación y después a su baño. Expulso todo. Agggg. Hago mi lavado de dientes de nuevo.

—¿Estas bien?–me pregunta cuando vuelvo a bajar. Asiento.– Esto es tuyo.– me da mis dos celulares.

—Oh vaya, gracias.–los tomo. Me pongo los zapatos.

—¿Quieres que te lleve a tu casa?–estoy a punto de decir si, pero recuerdo a Kara.

—¿Podrías llevarme a la casa de Henry?

Llegamos y bajo del auto. Le doy las gracias. Camino a donde Kara había dejado el auto y ahí sigue. La ventanilla esta llena de vómito. Dios pobre Kara. Escucho los pasos de Geo.

—No te acerques– le digo. El se queda en su lugar. Me quito los tacones y camino al jardín de la casa de enfrente. Nunca he echo algo así. Tomo la manguera y la llevo a la entrada de la puerta del coche. Aprieto la palanca y sale el chorro de agua.

Waiting for a girl like youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora