Capítulo 5

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Entro a mi casa y la discusión de mis padres llega a mis oídos como si fuera música angelical. No tengo cabeza para escucharlos pelear por segunda vez en el maldito día. El profesor Phil me ha castigado por todo el mes. No puedo entrar a tomar su clase, me tengo que quedar en detención. Eso es horrible. Solamente tengo que ir a que me de trabajo y en detención lo tengo que hacer.

Lo que me consuela es que Georg no sabe nada sobre mis notas cursis de amor.

—Ya llegué– digo pero no me escuchan.

Salen de la cocina como fieras gritando se. Mamá esta enojada y papá también. Tiro mi mochila a un lado de la sala y entro a la cocina por comida. No hay nada. Mi madre no ha cocinado. Dios.

Voy al refrigerador y saco la ensalada que comimos ayer. Pongo un poco en un plato y en el sartén un pedazo de pechuga de pollo.

Está listo, así que tomo un tenedor y comienzo a comer.

—Eres un inútil, nunca haces nada en esta casa- dice mi madre entrando a la cocina.

—Trabajo todo el día para traer dinero a esta casa– le contesta mi padre.

—Yo trabajo y vengo a esta casa para limpiarla y cocinar lo que cenas.

¿Está bromeando? No hace nada en ESTA casa. Llega de trabajar y prepara SU comida y de lo que queda reparte para mi padre y para mi. No limpia. La que lo hace soy yo. Y mi padre, no me da para gastos. Tengo que pedirle o tomarle sin que se de cuanta. De todos modos siempre están discutiendo y nunca se dan cuenta de mi presencia. Estoy harta. Quiero golpearlos.

—¿Cocinar? ¿Tú?–mi padre suelta una carcajada falsa–. Por favor Clarissa, nunca te he visto cocinar para nadie, mas que para ti.

—Entonces tú has tu propia cena y deja de joderme más.

Me han amargado la puta comida. Tiro el tenedor en el plato, pero ni el sonido que se hace les dice que estoy aquí. Llevo mi plato y lo pongo en el fregadero. Le tiro lo que no me voy a comer a la basura, lo sé es un desperdicio. Lavo mi plato y los demás y me salgo de la cocina. Tomo mi mochila y subo a mi habitación.


—Buenos días Roh– la cantarina voz de Kara suena por toda mi cabeza.

—Hola– le digo sin ganas.

—¿Qué tienes?

—Mis padres han discutido todo el maldito día de ayer. Estoy harta, tengo tantas ganas de tomar sus cabezas y...–con mi puño derecho golpeo mi palma izquierda.

—Algún día ellos se darán cuenta de todo lo que te causa eso.

—Sí, y para cuando eso suceda estaré graduada con un trabajo, dos hijos y casada con un hombre mayor que yo.

—¿Mayor que tú?–se comienza a reír.

—Tal vez por dos años o tres.

—¿Quieres venir a mi casa hoy? Mi padre está de viaje y mi madre me ha dicho que te invite.

—¿Me invita tu madre o tú?- la miro con una ceja levantada.

—Yo, tonta.

—De acuerdo. Mañana es sábado y eso está bien, mis padres no se darán cuenta.

Hoy es clase de educación física y no me gusta. Bueno, sí, pero hoy no. Georg y su banda de chicos malos están aquí. También algunos de detención. ¿Qué hacen todos aquí?

—Kara...- la llamo.

—¿Qué pasa?

—Ves a todos esos maleantes, ¿verdad?

Waiting for a girl like youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora