Capítulo Especial

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No estoy orgulloso de lo que hice y en lo que me convertí. Haber trabajado para una red de delincuencia, mediana pero a fin de cuentas peligrosa, por 7 años no es algo por lo cual enorgullecerse.

A mis casi 21 años no tengo nada resuelto, sigo en la preparatoria y estoy harto de hacer el trabajo sucio. Soy responsable, no sólo de mi vida, sino, de otras tres más. Gustav, Tom y Bill han sido mis compañeros de vida y amigos por más de 10 años. Los arrastré a este estilo de vida tan vacío y lleno de peligros, que los últimos 2 años he tratado de describir la forma en cómo zafarnos de esto.

En todos estos años jamás habíamos tenido problemas, somos los más discretos y silenciosos que alguien en este mundo puede ser, asistimos a clases, hacemos las tareas, hacemos todo lo necesario para destacar muy poco, porque cuando te juntas con gemelos y tienes 20 años no es muy fácil pasar desapercibidos. Pero, no me explico cómo es que esa mocosa llegó ahí. Y tampoco me explico ¿por qué desde entonces no deja de aparecer en nuestro camino?

Confieso que cuando la capturamos su forma tan rara y absurda de reaccionar me dejó en shock. Pareció estar decepcionada de nosotros, como si nos conociera de algún lado.... Pero juro que nunca la había visto en mi vida.

Gustav nos convenció para dejarla en paz, claramente no iba a hacer nada, asi que lo dejamos pasar. Nos habíamos deshecho de varias personas a lo largo de estos 7 años, pero ¿muerte y mujeres? Eso si que no, nuestras manos no están manchadas de sangre.

Lo qué pasó ese día en el callejón forma parte de nuestra labor para salirnos de esto. Trabajamos para un hombre conocido como Toga, no lo conocemos en persona pero sabemos que el maneja la mayoría de este negocio en el Estado. Nuestra tarea es ir detrás de todas las personas que estén involucradas con Zuckerman.

Ese maldito mal nacido de Zuckerman. Es un tipo que se quiere creer mejor y más que Toga, pero al contrario de él, Zuckerman está orgulloso de ser un matón que vende porquería y que está dispuesto a mancharse las manos con sangre de cualquiera que se le cruce en su camino.

Esa tarde en el callejón, estábamos siguiendo la pista de uno de los traficantes que trabajan para Zuckerman.

Lo habíamos rastreado desde hace meses pero había desaparecido y cuando lo encontramos estaba muy drogado para poder decirnos algo. Y parecía haber estado en una pelea o algo así pues le faltaba un diente, tenía un moretón en la mejilla y tenía una herida en el brazo, que estaba tapada con un pedazo de tela lleno de sangre.

Tuvimos que arriesgarnos y hablar a la policía para que fueran por él, ya que se había desmayado. Así que cuando vimos que había alguien espiando no tuvimos otra opción que actuar.

La semana siguiente en la escuela, la vi. Era ella, y no podía ser que estaba en mi maldita clase y era mi compañera. Y cuando la atrapé mirándome y hacerse la loca como que no me espiaba supe que me había reconocido.

—No creo que sepa que somos nosotros, tranquilízate hombre– dice Tom con ese tono despreocupado tan molesto.

—Ya pasaron unos días y ella no ha dicho nada, creo que estamos bien. Aunque no está de más que mantengamos un ojo sobre ella–dice Gustav que es el más sensato de todos.

—Como sea, no quiero que nada salga mal, tenemos que seguir acercándonos a Zuckerman y esto ha sido un retraso y no quiero que esa niña nos cause problemas.

Creo que siempre hablo demasiado pronto, porque esa mañana después de la fiesta en casa del chico asiático, despertarme con una rubia no fue nada nuevo... pero despertarme con esa rubia fue muy extraño.

Recuerdo haberla retado a beber y vaya que bebió. En algún punto la música era más fuerte y comenzó a bailar y a tontear con todos en la fiesta.

—¿Cuántos shots llevas?– le grito para que me escuche. Me mira y sus ojos parecen somnolientos, se ríe y parece tonta.

—Llevo como...como– se mira las manos y cuenta sus dedos– que te importa, toma.

Me pone un vaso pequeño de tequila en la boca, tomándome desprevenido y lo vacía. Lo trago rápido para no ahogarme y ella se bebe otro.

Mas entrada la madrugada ella se puso muy ebria y yo también. Estuvo aferrada a mi para no perder el equilibrio, cuando vi la hora solo pensé en dormir.

Caminé hacia mi auto, esperando que el aire frío de la madrugada me despertara lo suficiente para no quedarme dormido camino a mi casa. La niña rubia caminó tambaleándose a la puerta del copiloto, la abrió y se subió sin más ni menos.

Llegamos a mi casa, bajo del auto y ella detrás de mi, camino a la entrada y la pequeña rubia me adelanta entrando por completo y con sus pies tambaleantes corre por las escaleras.

Quiero gritarle pero tengo mucho sueño y me estoy orinando.

Subo a mi habitación después de orinar y la veo salir del baño, está descalza y se va quitando el vestido. Me quedo mirando el espectáculo que hace, se le atora el vestido en la cabeza y su nulo equilibrio la hicieron caerse a la cama.

Avienta su ropa por el cuarto y trepa a la cama, quita las cobijas y encuentra mi playera de Superman, se la pone y se acuesta.

Aviento mis botas y mi ropa al suelo y me acuesto. Escucho ronquidos desde el otro lado de la cama.

—Maldita sea.

No entiendo porque la vida me ha puesto a esta mocosa en mi camino. Sólo está complicando las cosas y no confío en ella, sabe mucho de nosotros o por lo menos lo más importante.

Seré muy sincero, han pasado los días y molestarla es muy divertido, es mi distracción de mis tareas difíciles y mi situación.

Como esa vez en las regaderas del gimnasio, había pasado al baño y escuché que conversaba con su amiga pelirroja sobre unos maleantes.

—¿Seremos eso maleantes?– pregunta Tom.

Escuchamos que alguien viene y nos escondemos, vemos que la pelirroja sale por el pasillo. Nos acercamos a la puerta de las regaderas de las mujeres y un olor a chicle muy fuerte me llega a la nariz.

—Ese olor es horrible– le digo

—Cállate Kara, que...– me voltea a ver con fingida molestia y de pronto se congela.

Se le va el color y por segundos parece una estatua. Una estatua en ropa interior.

—¿Qué? Parece que has visto a un fantasma– me comienzo a reír.

Me lanza su botella de crema y la esquivo, la pelirroja sale de la nada y se abalanza sobre Tom, me muero de la risa. Salgo de ahí con mis ojos llorosos y mi estómago doliendo de tanto reír.

—¿Puedes dejar de reírte?– me lanza un golpe en mi hombro Tom. Me vuelvo a reír– No es gracioso hombre, ¿no viste como me atacó? Jamás me había golpeado así una chica...

Recuerdo a las dos niñas y me rio. De verdad son tan graciosas, pero... no puedo usar siempre esta distracción si quiero salir de esta mierda.

Estamos tan cerca para distraernos con esto, necesito concentrarme y sacarnos de aquí, si o si.

• • •

Buenas madrugadas. Uno de los propósitos de resubir la historia, editarla y modificarla, era por esto.
Soy fan de las historias contadas por las dos perspectivas, y si no tienen la versión del chico (en este caso) me la imagino. Así que dije, ¿por qué no hacer perspectivas de Georg?

Planeo hacer varias a lo largo de la historia, aún no sé cuántas, si abarcarán varios sucesos o serán nuevos, no lo sé.

Disfrútenlos y apóyenlos mucho 🤍

¡Graciaaaaas!

Waiting for a girl like youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora