Especial dos

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Dongmyeong reía mientras caminaba con sus amigos por el parque de diversiones, iba tan metido en sus bromas que no noto que iba a chocar con alguien cuando uno de sus amigos los empujó.

— Lo siento.— dijo girando a ver a la persona y haciendo una reverencia sin fijarse quien era.

— No hay problema, Dongmyeong.— escuchó y su corazón se detuvo, abrió los ojos mirando aún el suelo y olfateó el aire con atención. Allí estaba, ese olor que hacía que sus entrañas quemaran mezclado con un olor a bebé inconfundible para él. Se levantó y vio al hombre allí cargando un pequeño niño.

— Señor Yeo.— murmuró sonriendo.— ¿Cómo está?

— Bien.— dijo el mayor.— Paseando un poco, es el cumpleaños de un sobrino y no tuvieron mejor idea que venir aquí.— dijo calmado meciendo al niño.— ¿Cómo estás tú?

— Bien.— asintió empezando a jugan con su piecito.— Vine con unos amigos a pasar un rato.

— Puedo verlo.— río enternecido el mayor y le despeino el cabello. Con su mano libre.— Dongmyeong, este es mi hijo, Youngjo.— lo presentó.

El adolescente vio que el cachorro lo miraba con curiosidad y cuando lo saludo con la mano tratando de ser simpático, él estiró sus bracitos para que lo alzará, sorprendiendolo.

— ¿Puedo?— cuestionó y el mayor asintió pasándole al bebé que se acurrucó en su pecho, escondiendo su carita en su cuello.

— Creo que le agradas.— sonrió el mayor.— ¿Quieres tomar algo?

Dong miro dónde iban sus amigos y lo no los encontro por lo que terminó aceptando.


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El cachorro se había dormido en sus brazos mientras caminaban, no había querido soltando las veces que su padre lo quiso tomar aunque a Dongmyeong realmente no le molestaba llevarlo, no pesaba casi nada.

— ¿Y su esposo?— cuestionó mientras veían los juegos de disparar botellas, la mirada de Hwanwoong se entristeció un poco pero igual le siguió sonriendo.

— Murió un día después de que naciera Youngjo.— contestó con simpleza.

— Lo siento mucho, no sabía.— dijo tímido. El mayor suspiró negó.

— Está bien, ya no me afecta tanto hablar de ello.— Negó.

— ¿Él era tu destinado también?— cuestionó pero el mayor negó.

— Era mi mejor amigo.— sonrió.— Desde niños estuvimos juntos y bueno, en un momento de locura nos casamos.— el menor lo miraba con atención, sus ojos brillaban y sabía bien cuál era era sensación, él también la sentía cuando hablaba de los que ahora eran sus hermanos.— Nos íbamos a divorciar cuando conociéramos a nuestros destinados pero nunca sucedió.— lo miró.— Y bueno, llegó nuestro pequeño y... Nuestra despedida.

— Debió ser muy duro.— comentó él con tristeza.

— Lo fue.— asintió.— Más si cuentas los tres primeros meses con Youngjo cuidandolo con una pierna fracturada.— se cubrió la cara con una mano.— De solo recordarlo me da algo.

— ¿Una pierna fracturada?

— Mi esposo y yo tuvimos un accidente en auto cuando lo llevaba al hospital cuando entro en trabajo de parto.— explicó desganado.— Él recibió la peor parte...

Myeong le tomo la mano y se la apretó sin decir nada, solo dándole su fuerza de aquel modo y el mayor le sonrió agradecido.

— Bueno ya basta de mí, dime, ¿Seguirás modelando?— preguntó.— Escuché que le gustas a mucha gente.

Teacher! Can I Kiss your baby? Please.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora