Capítulo 8: La chica nueva.

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Mientras el profesor se iba a buscar el material para la clase, Caroline -creo que se llama así-, se sentó a nuestro lado y claro, por nuestro me refiero a Jen y yo. Jen me miró nerviosa y entendí que le pasaba, ella es bastante tímida al hablar con gente que no conoce, igual que yo, pero últimamente, ya no soy tan tímida. Creo que este cambio es bastante bueno, ya que puede hacer que sea más sociable. Además, creo que seria interesante conversar con la prima de Connor, podría ser bastante agradable y nada parecida a él.

Mientras dudaba en hablarle o no, y en ver las caras que ponía Jen al no saber que hacer -que a la vez eran muy graciosas.- el profesor entró con muchas cuerdas. no tan largas, pero, tampoco tan cortas y una pelota. ¿Para qué servían? A lo mejor este hombre nos quería hacer pagar por todo el material perdido lanzándonos la pelota y azotándonos con las cuerdas de uno a uno. Pero no creo, es decir, eso sería violencia, ¿o no? 

Una escalofrío recorrió por mi cuerpo y no sabía el por qué. Tenía la sensación que alguien me miraba, pero decidí ignorarlo y seguir escuchando al profesor, pero el intento fue fallido. Otra vez la sensación de antes volvió, así que de reojo miré hacia mi derecha y vi a Connor observándome detalladamente. Mi corazón empezó a ir a mil por segundo cuando su mirada chocó con la mía. Mis piernas temblaban y mis brazos igual. Empecé a notar como mi cuerpo se iba calentando cada vez un poco más. Mientras, él se pasó la lengua por su labio inferior y luego pasó por su labio superior. Sus ojos expresaban dudas, inseguridad, odio y a la vez amor. Estaba echa un lío. ¿Porqué él ahora se interesaría por mí, cuándo él me trató mal a principios de instituto? ¿A caso lo que hizo hace unos años fue por alguna razón? La respuesta que tenía en mente era una sola: no lo sé. Pero tenía que descubrirlo sí o sí, y será lo que haré.

Decidí despejarme un poco de todo lo de antes. El profesor seguía hablando y no escuché ni la mitad de lo que dijo.

-Bueno, como decía. Ahora diré las parejas y tenéis que ataros con la cuerda un pie vuestro con el de vuestra pareja. Luego, una de las parejas le daré el balón y la pareja que lo tenga, tendrá que dar a todas las personas posibles, así que ya sabéis, tenéis que trabajar en equipo.- Explicó botando la pelota.- Pero, las parejas las escogeré yo.-Dicho esto todos empezamos a abuchear, cosa que el profesor nos ignoró y siguió con su clase.- Las parejas serán las siguientes; Sarah con Laura, Eddy con Ashley- El profesor continuó diciendo las parejas.- Madison con Connor y Caroline con Jennifer.- Concluyó dándonos una cuerda a cada pareja.

Estaba sentada mirando mis zapatos, pero cuando vi una sombra en el suelo levanté la vista. Ahí estaba, él. Me sonrió y yo como lo educada que soy ni le devolví la sonrisa.

-Bueno... Vamos de pareja...- Dijo algo ¿nervioso?, es imposible, él no puede estar nervioso así que, no.

-No soy sorda.- Aclaré mirando al suelo, él se acercó más y se sentó a mi lado.

-Pensaba que sí.- Dijo riéndose, y en ese momento sentí mi sangre hervir, mi furia aumentaba.

¨Madison tranquilízate¨

¿Qué me tranquilice? Oh vamos.

¨¡Respira hondo! ¡Estás más roja que un tomate!¨

-Madison, ¿Por qué te has puesto roja? ¿Te pongo caliente?- Preguntó intentando ligar conmigo, pero no funcionó. solo hizo que me enfadase más.

¨¡Madison no le hagas caso!¨

Intentando calmarme, eh Lucy. Pues te diré una cosa, no me haré responsable de lo que vaya a pasar ahora.

¨Oh no...¨

-Escúchame Connor.- Él susodicho asintió.- Si quieres molestarme hazlo, como siempre lo has hecho, pero ahora quiero hacer la clase, ¿si? Moléstame en casa, por mí vale, pero ahora o me dejas en paz y nos llevamos bien, aun que creo que es imposible o haré algo de lo cual te arrepentirás toda la vida. Por que me tienes harta.- Dije recalcando la última palabra.- Y si crees que no soy capaz de arruinarte la vida no te creas, piensa que ahora vivo en tu casa y, sé cosas que nadie sabe, como...- Me acerqué a su oído.- Tu peluche.- Susurré para luego separarme.- ¿Qué eliges?- Pregunté con una sonrisa de triunfadora en mi cara.

Él empezó a pensar cual elegiría-Oh sí, está pensando.- empezó a mirarme nervioso y sus ojos se iluminaban; transmitían miedo. ¿Miedo a qué? Ni idea. De repente un gran suspiro salió de su boca.

-Te dejo en paz.- Soltó con un gran suspiro, yo reí satisfecha de su decisión.- ¿Contenta, no?- Preguntó.

-Claramente.- Afirmé levantando el dedo pulgar. Él rodó los ojos.

-Pues vale, venga pongámonos las cuerdas, de aquí un minuto empezamos.

Dicho esto, empezamos a rodear mi pierna derecha y su pierna izquierda con la cuerda. Hice un nudo y lo apreté. Segundos después el profe dio palmadas.

-Bien, ahora elegiré quienes serán los que irán con la pelota a matar a los otros.- Por dios, tenemos dieciséis años, que mierda juego es ese, pensé.-Haber, quienes serán los afortunados...- Él señor con la pelota en su mano nos hecho miradas a todos los del aula, acabando su mirada hacia nosotros.- Madison y Connor, vosotros la pararéis.- Concluyó al fin.

Después de decirnos que éramos nosotros los que la paraban, nos lanzó el balón. Lo agarré yo y empezamos a correr. Las otras parejas huían de nosotros como si tuviéramos el ébola. Cada dos de cinco veces tropezábamos, él imbécil de Connor no servía para nada; ¡ni para correr en pareja!. Hubo un momento en que él se fue para la derecha y yo izquierda y claramente caímos y, todos se rieron. Para decir verdad, él puede parecer muy fuerte, buen jugador, listo y mucho más; pero es lo contrario.

Ahora me encontraba con él corriendo tras Jennifer y Caroline, pero a decir verdad ellas eran mucho más hábiles que nosotros o mejor dicho, que él.

-¿Puedes correr más? ¡Eres un desastre! ¡Eres peor que esas chicas que no se quieren romper una uña, madura y corre más! ¡Tu pelo no se estropeará, tu tranquilo!- Chillé como si mi vida dependiera de eso, estaba harta, más que harta, era un desastre este chico; no sé ni como pude ser su amiga. Por lo visto físicamente ha cambiado, pero sigue siendo el mismo vago y el mismo chico que no le gusta correr de siempre. Él solo frunció la ceja, o vamos.- Parece que físicamente has cambiado pero, sigues siendo el mismo de antes.- Solté sin más.

-Escucha, dejo que me insultes, cosa que a nadie le dejo pero bueno, dejo que me trates mierda; por que me lo merezco. Pero lo que no dejaré que hagas es que me digas que sigo siendo el mismo de antes, ¿si? He cambiado y, si tú no lo has hecho no es mi culpa, pero no vuelvas a decir eso.- Avisó mirándome a los ojos, sus ojos marrones oscuros, esos marrones que te hipnotizan y te enseñan la profundidad que hay en ellos.

-¿Sabes qué? No quiero peleas así que lo que tu digas. Pero antes una pregunta.

Tenía que preguntárselo, es el momento perfecto, pensé.

-Dime.- Dijo mientras el profesor nos indicaba que se había acabado la clase por hoy.



¡¡Hey!! Aquí tenéis el capítulo, estamos agotadas con el insti omg. Quedaos con la intriga nuestras queridas lectoras,

AHI VA LAS PREGUNTA,

¿QUE CREES QUE LE PREGUNTARÁ?

POR CIERTO, QUIEN QUIERA ESTAR EN EL GRUPO DE WHATSAPP DIGANMELO EN COMENTARIO O INBOX

BYE, BESOS


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