Parte 8

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Franco no aguantaba más está situación, quería correr a abrazar a sus hijos y a Sara, pero no podía dejar que nadie lo viera. Sabía que estaba apunto de cometer una locura pero no le importó, aprovechó que todos estaban en el jardín y se metió a la casa sigilosamente, subió las escaleras y entró a la que era su habitación. Estaba muy cambiada, ya no tenía las fotos de su boda, de hecho no había ninguna foto de él, solo de Sara, Gaby y Andrés. Tomó una foto donde estaban los tres y acarició la imagen.

-Me alegra saber que están bien y que son felices- susurró. Dejó el portarretrato en la mesa, tocó la cama y se imaginó a Sara ahí recostada, tantas noches que pasaron juntos en ella, amándose con locura. El pensamiento se esfumo cuando recordó a Sara hablando alegremente con Albín en el jardín.

Entró al baño y se mojó la cara, se sentía tan refrescante el contacto del agua con su piel, vio su reflejo en el espejo y notó por primera vez en mucho tiempo el cansancio en su rostro. Tenía ojeras oscuras debajo de sus ojos y estaba más delgado. El sonido de la puerta abriéndose y luego cerrándose lo sobresaltó, miró por la ventana y estaba oscuro afuera. Apagó la luz del baño y abrió cuidadosamente la puerta para ver quien había entrado en la habitación.

Era Sara, estaba de espaldas a él quitándose el vestido. Franco dejó escapar un gemido cuando el vestido cayó al suelo, dejando ver su espalda y la pequeña ropa interior que cubría sus redondeadas nalgas, Sara se volteó asustada y lo vio parado en medio de la puerta del baño.

Franco no podía creer lo que veían sus ojos, estaba embarazada.

-¿Qué haces aquí, Franco?- Dijo Sara mientras recogía el vestido y se lo colocaba para taparse.

-Sara, ¿estás embarazada?- Seguía mirando su vientre con asombró.

Terminó de vestirse y lo miró.

-Sí, estoy embarazada- tocó su barriga.

-¿Es de...?- No terminó de hablar, no estaba seguro si quería escuchar la respuesta de Sara.

-¿Es que, Franco? Dime lo que ibas a decir- Estaba sorprendida de verlo ahí después de haberlos abandonado.

-No, Sara, olvídalo. Yo sólo vine a saber cómo estaban y ya comprobé que están bien- Franco no podía dejar de mirarla, se veía radiante con su barriguita. Inconscientemente estiró la mano en su dirección y ella dio un paso hacia atrás.

-¿Qué haces?

-Lo siento, yo... Estás hermosa, Sara... Lo siento, creo que lo mejor será que me vaya. A Albín no le gustará saber que estoy aquí- Sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas.

-¿De qué estás hablando, Franco?

-Del tipo con el que estabas hablando en el jardín, se veían muy felices juntos y no es para menos...- Bajó su mirada al vientre de la que ahora era su ex-esposa.

Sara notó de lo que estaba hablando y cubrió su abdomen abultado con las manos. Sabía que tenía que contarle, pero aún no era el momento, primero tenía que saber porque regreso.

-Lo siento, fue un error haber venido

-Solo esto me faltaba. Tú te vas sin decir una sola palabra y luego te apareces por arte de magia a montar una escena de celos- Estaba enojada y él lo sabía mejor que nadie. Sabía que ella no iba a estar feliz de verlo después de todo lo que le hizo.

-Fue un error venir, yo no debería estar.

-¿A qué viniste, Franco? Te recuerdo que tú y yo ya no somos nadas. ¿O se te olvidó que estamos divorciados?- Franco sintió como sus palabras perforaban su pecho.

-Quería saber cómo estaban, Ignacio me dijo lo que te paso el día que estuvo aquí...

-Ah sí, tu abogado, ya lo recuerdo. Ese día vino con los papeles del divorcio y yo me desmayé...

-Sara, lo siento, yo no quería hacerte daño. Por favor déjame explicarte...

-Ya no tiene importancia revivir el pasado, Franco. Me hiciste mucho daño cuando me dejaste y el día que recibí los papeles del divorcio fue muy duro y me dolió muchísimo porque no fuiste capaz de hablar conmigo y decirme que ya no querías estar más conmigo- Las lágrimas caían por sus mejillas sin poder evitarlo.

-¿Sabes lo duro que fue para mí enterarme ese mismo día que estaba embarazada? Que irónico, no, enterarme que estoy embarazada de mi esposo el mismo día que este decide divorciarse de mí.

Franco la miro sorprendido, todo se imaginaba menos que aquel bebé fuera suyo. Llevo sus manos a la cara, el dolor reflejándose en sus ojos.

-Sara, por favor créeme, nunca fue mi intención lastimarte. Tuve que dejarte para que no corrieras peligro, por eso me fui. Yo siempre te he amado y si hubiese sabido que estabas embarazada, las cosas serían diferentes...

-Yo te amo y sé que tú todavía me amas, Sara. Puedo verlo en tu mirada...- Dio un paso más cerca de ella y ella retrocedió.

-No te me acerques, Franco Reyes. Yo sé que tú tienes derecho sobre este bebé, porque eres su padre, pero no te confundas. Tú y yo ya no somos nada- Sus palabras le hacían mucho daño, el mismo daño que él le causo cuando la abandono.

-Yo sé que no merezco tu perdón ni el de mis hijos. Sólo espero que entiendan porque...- El sonido de la puerta lo interrumpió.

-Mami, Andrés y yo te estamos esperando para cenar, ¿ya vienes?

-Por favor, no les digas que estoy aquí- Susurró, escondiéndose detrás de la puerta. Sara no entendía por qué pero asintió.

-No mi amor, no tengo hambre y estoy un poco cansada- Gaby abrió la puerta.

-¿Estás bien, mami?

-Sí, Gaby, sólo estoy un poco cansada y ya quiero dormirme.

-Bueno, cualquier cosa nos avisas. Te amo, mami- Le dio un beso a su mamá -A ti también te amo- Se inclinó y le besó la pancita.

Franco que estaba asomado detrás de la puerta con los ojos acuosos, no pudo evitar sonreír.  Gaby salió dejándolos solos de nuevo.

-¿Por qué no quisiste que Gaby te viera?

-Nadie puede saber que estoy aquí, ni siquiera tú deberías saberlo, Sara. La policía está buscándome... Y si se enteran que estoy aquí, puede culparlos de ser mis cómplices.

-¿Dónde estuviste todo este tiempo?- Franco notó la preocupación en sus ojos.

-Estaba en una cabaña en un pueblo muy lejos de aquí. Yo de verdad espero que me creas cuando te digo que no quise dejarlos...- Sara ignoró lo último que dijo.

-¿Y ahora qué vas hacer? ¿Te volverás a ir?- Su voz sonó quebrada y apretó las manos. No podía mostrarse vulnerable frente a él.

-No lo sé, Sara. Se suponía que yo sólo iba a comprobar que ustedes estuvieran bien, pero cuando te vi en el jardín con ese tipo me invadieron unos celos tremendos...- Se frotó las manos en la cara exasperado

-Tenía que saber si ya me habías olvidado y ahora que te veo así lo único que sé es que no me quiero ir de tu lado. Y sé que no va a ser fácil porque ya no confías en mí, pero no te puedo dejar ni a ti ni a mis hijos...- Franco se acercó a ella.

-¿Puedo?

Una Noche de PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora