Parte 10

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Entró a la que sería su habitación por esa noche y se tumbó en la cama, lo más seguro es que esa noche no podría dormir.

Escuchó un ligero toque en la puerta, luego la manilla girándose, no podía ver nada en medio de la oscuridad, acercó su mano a la mesita de noche más cercana y encendió la luz.

-¿Qué haces aquí?

-Sara, te necesito- Se acercó a la cama, tomo su rostro entre sus manos y acercó lentamente sus labios a los de ella, apenas rozándolos.-Y sé que tú también.

Ella no dijo nada, no quería aceptar que también quería estar entre sus brazos, pero la forma en que respondió a su beso lo dejó clarísimo, ella también lo necesitaba.

Franco acarició su cintura, su vientre, sus manos vagaban por todo su cuerpo mientras besaba, chupaba y lamía su cuello. Sara sentía que no podía aguantar más, le mordió el hombro y rasguño su espalda.

-¿Mamá, estás bien?- La voz de Andrés la despertó. 

"Era solo un sueño" suspiró. Estaba sentada en la cama, su cabello lucía despeinado. No entendía por qué había tanto ruido afuera de la habitación y salió a ver qué pasaba.

A Franco lo despertó un ruido que venía del pasillo, abrió los ojos y parpadeó unos segundos intentando recordar donde se encontraba. Era su habitación, imágenes del día anterior llegaron a su cabeza y recordó porque estaba ahí. El sonido de un puño tocando la puerta desesperadamente lo devolvió a la realidad.

-¿Mamá? ¿Estás ahí? ¿Por qué no respondes?

-Aquí está la llave, Andrés. ¿Nada que responde mami?

-No y no quiero imaginar que algo le haya pasado.

-No digas eso, mejor abre ya la puerta.

-¿Chicos, qué pasa? ¿Por qué hacen tanto escándalo?

-¿Mami, estás bien? Pensamos que algo te había pasado, como no respondías.

-¿Mamá, qué haces durmiendo en el cuarto de invitados?- Sara miró el piso intentando pensar en algo. Franco estaba del otro lado de la puerta escuchando todo.

- Yo...- Se sentía mal por mentirle a sus hijos, pero Franco le había pedido que no les contara nada- La puerta se cerró por dentro y como ya era muy tarde no quise mole...

La puerta se abrió de pronto, la cara de Andrés y Gaby palideció cuando vieron quien se encontraba detrás.

-¿Papá?- Dijeron ambos al unísono.

-¿Cuándo llegaste?- Soltó Andrés.

-Chicos tenemos que hablar y les voy a explicar todo, pero antes...- Se acercó a sus hijos y los abrazó –Los extrañé tanto.

-Y nosotros a ti, papi.

Sara estaba viendo todo desde atrás con los ojos llenos de lágrimas por ver tan emotivo reencuentro de sus hijos y su papá.

-Los dejo para que hablen tranquilos.

-No Sara, quédate, por favor- Gaby y Andrés miraron a su mamá.

-Lo mejor será que ustedes hablen, yo voy a ver si ya está el desayuno.- Dio la vuelta y se marchó.

-¿Bueno papá, explícanos desde cuando estás aquí?

-Llegue ayer.

-¿Y por qué no nos dijeron nada? Nosotros teníamos derecho a saber que estabas aquí.- Esta vez fue Gaby quien habló. Franco tomó las manos de su hija.

-Yo no quería que ustedes se enteraran que yo estaba aquí, le dije a su mamá que no les contara. Esto es muy complicado de explicar, pero les prometo que pronto les contare todo, por ahora nadie puede saber que estoy aquí.

-Está bien, papá, confiamos en ti- Andrés abrazó a su papá -Me alegra mucho verte de nuevo.

-Lo bueno es que no te volverás a ir, ¿verdad?- Sara venía entrando al cuarto y sus ojos se encontraron con los de Franco.

-No lo sé, Gaby- Besó la frente de su hija. -Pero ahora estoy aquí y quiero aprovechar el tiempo que esté con ustedes.

Sara parpadeó, evitando que las lágrimas que se habían formado en sus ojos salieran.

-El desayuno está listo, chicos. Gaby, acuérdate que tienes que estar temprano en el colegio.

-Si mami, ya voy. Nos vemos cuando regrese, te quiero mucho papi.

-Yo también te quiero mucho, mi princesa.

Andrés se despidió de su padre con un abrazo y un apretón de manos. Dejándolos solos, Sara aclaró su garganta.

-Hablé con Irene y le dije que se tomara unos días libres mientras tú estás aquí, obviamente no le dije que tú...

-Gracias Sara, lo mejor será no involucrar a más personas.

-Te traeré algo para que desayunes.

-Gracias de nuevo- Esta vez Franco dio un paso en su dirección y ella lo evitó.

-Cuando se haya ido te aviso- Dijo y salió de la habitación, dejando a Franco confundido.

Irene se fue no sin antes recordarle a Sara que si la necesitaba la llamara, y después de insistirle por novena vez que lo mejor era que se quedara a su lado, ya que ella en su estado prácticamente no podía hacer nada, Sara le dijo que no se preocupara por eso y que se fuera tranquila. Así lo hizo y Sara aprovechó para avisarle a Franco. 

Cuando llego a la habitación estaba tendido en la cama, su cara se veía tan serena, estaba profundamente dormido y Sara no pudo evitar acercarse a él. Pasó la mano por su cabello y plantó un beso en su cabeza. Vio las marcas oscuras bajo sus ojos y se preguntó cuántas noches habría pasado sin poder dormir.

Franco suspiró y se estiró en la cama, Sara se alejó un poco para evitar que la viera, pero fue muy tarde ya él había abierto los ojos y estaba viéndola con una sonrisa.

-¿Te he dicho que estás muy hermosa hoy?

-Vine avisarte que ya Irene se fue- Dijo Sara ignorando su pregunta.

-Bueno, supongo que eso significa que tendré que cocinarte.

-No te preocupes por eso, yo aún puedo hacer cosas, no es necesario que me tengan encerrada en una habitación sin hacer nada.

-Sara, por favor déjame ayudarte, deja de ser tan terca y acepta que necesitas ayuda- Sara lo miró furiosa.

-No necesito ayuda de nadie y mucho menos la tuya.

Una Noche de PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora