Parte 11

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Salió de la habitación dando un portazo. Franco se levantó de la cama y fue tras ella para tratar de remediar la situación.

-Sara, espera. Yo sé que eres una mujer que puede con todo, solo quiero ayudarte. Es lo menos que puedo hacer por ti en estos momentos.

-Haz lo que quieras, Franco, De todas maneras algún día te iras de nuevo- Espetó Sara. Franco vio el dolor en sus ojos y no pudo evitar acercarse a ella, colocó una mano en su cintura para que no se alejara y la otra en su mejilla.

-Mírame, Sara- Esta lo miro fijamente –Sé que no confías en mí por haberte dejado y sé que piensas que me fui por que quise, pero no es cierto y sé que en el fondo tú también lo sabes. Te amo como nunca he amado a nadie, Sara. Tú y mis hijos siempre serán lo más importante para mí y quiero que sepas que voy a hacer lo imposible para que vuelvas a confiar en mí- Tomó sus manos y las besó. –Ahora déjame ayudarte, por favor.

Sara asintió y Franco limpió las lágrimas que corrían por sus mejillas. Le dio una pequeña sonrisas y ella no pudo evitar sonreírle de vuelta.

Bajaron las escaleras para dirigirse a la cocina, Franco había quedado en cocinar y ella no pudo negarse, sabía lo buen cocinero que era.

-¿Entonces, qué quieres comer?- Dijo mientras se paraba detrás de la barra y se colocaba el delantal. A Sara le cruzó una imagen de Franco usando solo el delantal sin nada debajo-¿Sara?- La sacó de su ensoñación.

-Perdón. ¿Qué decías?- Dijo evitando mirarlo a los ojos.

-Pregunté que querías comer.

-Mmm, no sé. Últimamente todo se me antoja- Lo miró descaradamente, mientras Franco le daba la espalda para buscar en la despensa.

-Supongo que me va tocar sorprenderte- Dijo sosteniendo una caja de raviolis en la mano.

Franco se entretuvo cocinando y de vez en cuando miraba en dirección de Sara quien estaba recostada en el sofá leyendo una revista.

-Buenas, familia. Mmm que bien huele en esta casa.- Se acercaron a donde estaba su mamá para saludarla.

-Ya ves, a tú papá que le dio por meterse a cocinero.

-Yo creo que van a tener que despedir a Irene, porque mi papá le va a quitar el trabajo.- Todos rieron.

-Wow papi, esto no me lo esperaba. ¿Qué estás cocinando?

-Es una sorpresa, pero aprovechando que ya están aquí, ¿me ayudan colocando la mesa?

Gaby y Andrés ayudaron a su papá con lo que necesitaba, mientras Sara supervisaba desde su posición. Franco sonrió, al fin estaba con su familia justo como en los viejos tiempos.

Todos se sorprendieron con la comida que había preparado Franco que hasta repitieron una vez más. Disfrutaban estar así en familia y hacía mucho tiempo que no compartían la mesa los cuatro juntos. Gaby propuso ver una película y ella misma la eligió. Sara se sentó en el sofá aunque no estaba muy convencida con la elección que había hecho su hija, le daría una oportunidad. Franco se sentó en el sofá de enfrente dándole algo de espacio, mientras Gaby y Andrés se tendían en la alfombra del salón.

Sara, no aguantó más y después de una hora de ver la película decidió que era momento de retirarse, se levantó con cuidado de no pisar a nadie mientras seguía su camino a la cocina por un vaso de agua y algo para comer. Franco la estaba viendo desde donde estaba sentado y pensó que sería buena idea ver si necesitaba algo.

-¿Quieres que te prepare algo?- Sara asomó la cabeza por la puerta de la nevera, como niña chiquita que descubren robándose los dulces.

-Ah, no. Es solo que no me gustó la película y vine a buscar algo...-Continuo buscando hasta que dio con un bote de helado- Y ya lo conseguí. ¿Quieres un poco?- Dijo mientras se metía una cucharada en la boca.

-A ver- Dijo Franco acercándose por encima de la barra. Sara tomó un poco de helado y acercó la cuchara a él. Lo saboreó lentamente y soltó un pequeño gemido. El sonido hizo que sus pechos se endurecieran y no pudo apartar la mirada de su boca, vio como sacaba la lengua para pasarla por sus labios. La boca de Franco se movía para decir algo, pero ella estaba completamente concentrada viéndolo que no escuchaba ni una sola palabra o al menos no entendía lo que este le decía. Franco estiró la mano y le quitó el bote de helado a  lo que Sara soltó un quejido.

-¿Qué haces? Devuélvemelo.

-Te pregunté si no querías más y como no respondiste lo tomé.

-Sabes que, puedes quedártelo- Dio la vuelta y se marchó. Franco la siguió de cerca, le preocupaba que pasara lo mismo de esta mañana, con Sara y sus cambios de humor nunca se sabía.

Sara entró en su habitación y él fue detrás.

-¿Qué haces?

-No quiero que lo de esta mañana se repita de nuevo, toma tu helado...

-Ya no lo quiero y no te preocupes tanto por eso, es solo que estoy cansada y quiero recostarme un rato. Solo vine a buscar algo de ropa.

-Puedes quedarte aquí, Sara. Yo puedo quedarme en el cuarto de invitados, si quieres. A in de cuentas esta es tu habitación.

-¿Franco, puedes por favor dejar de hacer eso?- Cerró los ojos para no verlo más y este la miro confundido.

-¿De qué hablas, Sara?

-Deja de mirarme así como lo haces, desde que llegaste tienes esa mirada y yo ya no la soporto más, creo que lo mejor será que me vaya con Jimena o a casa de Norma, incluso hasta con mamá...-Franco la tomó de la cara y susurró a centímetros de su boca.

-No lo hagas, por favor. No me dejes, Sara.  

Una Noche de PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora