Capítulo 24

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Salió corriendo al pórtico, estaba descalza y acababa de despertar. Se detuvo antes de pisar el césped.

-¡Papá! ¡Mamá!... no se vayan- estiró sus brazos esperando que alguno de ellos volviera por ella, en su lugar, fue Frank quien la cargó

-Tus padres deben trabajar, mi niña- caminó con ella en brazos hasta la entrada

Su padre había bajado la ventana, su cara parecía acongojada. Despedirse de Kai siempre era el momento más difícil para ambos, es por eso que la dejaban dormida antes de partir, para evitar escenas dolorosas como esta.

-Pero... llegaron ayer- su barbilla comenzaba a temblar- y ya...

-Kai- habló el mayor- tus padres vinieron desde muy lejos para poder pasar a tu lado tu cumpleaños, ¿No es eso un amor tan grande?

La pelinegra lo miró con los ojos bien abiertos, apenas tenía seis años, pero incluso a esa edad, , comprendía que el mundo de los adultos era cansado, y las palabras de Frank de pronto convirtieron ese día en algo extraordinario, la acción de sus padres la hizo sentir especial y amada, muy amada.

Asintió lento, después se inclinó sobre la ventana.

-Los espero- tomó el meñique de su padre y lo enlazó con el de ella

-Prometo que regresaremos pronto- besó su nudillo- cuídate mucho, mi amor

[...]

Un día después de la noticia, la madre de Kai partió de Japón.

-Yo me haré cargo

-Lo siento, lo siento mucho, mi amor- la abrazó fuertemente una última vez, se enjugó las lágrimas y desapareció detrás de la puerta del cuarto

Lo entendía, aún después de todo, para su madre él siempre había sido el amor de su vida, y ahora lo perdía dos veces.

-Me parece que estas son todas las pertenecías del señor Yamada- la enfermera le entregó una caja- este... ¿Quiere revisar el cuarto?

-No es necesario, gracias por todo

Mordió su labio y pensó en abrazarla, pero creía que si lo hacía, esa pobre chica se partiría en pedazos.

-Si encuentro algo más se lo haré saber, señorita

Asintió, dio la vuelta y se fue. Al llegar a la propiedad de su padre, bastó con dar dos pasos para escuchar gritos desgarradores. 

La casa estaba llena de un olor a flores, había ramos por todos lados. Eso y el olor a incienso le estaban provocando nauseas. 

Otro grito, después de todo, Ima parecía sufrir su muerte también.

-Dejaré las cosas en su habitación y me retiro, nana

-Oh, mi niña

Kai odiaba esa mirada, odiaba cómo removía sus entrañas saber que los demás tenían una razón para compadecerla. Y odiaba que su padre hubiera roto su promesa.

-Volveré en otro momento mejor- salió rápidamente y fue a casa

La sentía como un lugar ajeno, y parecía abandonado, con justa razón, pues ella sólo había ido de vez en cuando por un cambio de ropa después de que internaran a su padre.

[...]

La caja tenía un par de pantuflas, el libro que le leía, algunos juegos y una carta. Lo que la hizo saber que su padre se venía preparando desde hace tiempo, pero no quiso decírselo.

Siempre Baboo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora