Blair es una cantante con el corazón roto y su compañero de piso está dispuesto a repararlo.
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Blair Allen es sinónimo de mala suerte. No pega ni una bien en la vida, en especial en el amor.
Blake Wealler vive siguiendo las normas y es un fiel cr...
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Salgo de mi habitación procurando no hacer ruido y me dirijo a la cocina.
Estoy actuando ridículo, lo sé, pero después de lo que pasó anoche es imposible que me comporte como un ser humano normal. En especial con ese sueño erótico que tuve.
Vale, lo admito. Soñé con Blake y no de forma inocente. De solo pensar en él hace que mi corazón se acelere.
Justo cuando creo estar logrando mi objetivo, Blake se cruza en mi camino haciéndome retroceder. Si bien no esperaba verle despierto tan temprano, lo que más sorprende es que está sin camiseta y tenerle así de frente solo aumenta los flashbacks de anoche.
Estúpidas hormonas. Las odio.
Trago saliva y miro para otro lado, ignorando el hecho de que Blake se pasea semidesnudo por la cocina. Cosa que es difícil de lograr porque en todos los meses que hemos vivido juntos nunca le había visto así, de lo contrario ese sueño erótico hubiera acabado peor.
—Buenos días, Blair.
Para mi buena suerte no tiene su típica voz de recién levantado, pero sí el cabello revuelto, más de lo normal.
—Buen día —respondo en voz baja.
Lo rodeo y camino hasta el refrigerador con la orden de servirme un plato de cereales. Lo repito en mi cabeza para no darle oportunidad a otros pensamientos.
—Disculpa por estar así. Derramé café sobre mi ropa y estaba a punto de irme a vestir.
Cierro el refrigerador y me doy la vuelta, confirmando que, en efecto, su taza de café se encuentra sobre la mesa y él lleva su camiseta gris en la mano. No lo noté porque mi completa atención la tenía el pelirrojo semidesnudo de un metro ochenta.
—Claro, no hay problema.
Sí hay un grave problema, pero no tiene que saberlo.
—¿Dormiste bien?
Lo miro acusadora.
—¿Por qué quieres saber?
Me cruzo de brazos como si estuviera molesta, esperando que con eso logre fastidiarlo y se marche.
—Por nada. —Sonríe incómodo—. Iré a vestirme. Si quieres puedes ducharte primero.
Blake se va y yo vuelvo a respirar tranquila.
¿Cómo haré para verlo todos los días después de soñar que lo besaba? Quizá no armara tanto escándalo si hubiera sido un beso de película de Disney, pero fue más bien al estilo Gossip Girl. Ahora no puedo ver la cocina con los mismos ojos.
Lo culpo a él por todas esas veces que se acercaba a mí con intenciones de seducirme. Sí, afirmo que ese era su plan aun sin saber si es verdad, pero ¿qué más da? Lo de anoche es suficiente para inculparlo.
