Our flag means Spite (I)

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Las cortinas blancas se agitaban por el aire, dejando pasar los débiles rayos del sol de invierno, acariciando sus extremidades cansadas con su tenue calor.

Ed gimió, disfrutando de ese pequeño placer, acomodándose con un movimiento tan sutil que apenas hizo que su cabello, echado arriba de la almohada, se agitase sobre el suave algodón, como los tentáculos de un pulpo perezoso, dejando despejada su nuca, donde sintió unos labios posarse, lo que le hizo pavonearse ligeramente, complacido.

El aliento de Stede se volvió pesado,  todo el vello de su cuerpo se erizase de anticipación. Normalmente eran escandalosos, disfrutaban de la comunicación verbal durante el sexo. A Ed particularmente le encantaba soltar alguna que otra obscenidad para caldear el ambiente, pero ese día ambos se encontraban de un ánimo diferente.

Una mano recorrió la pierna de Ed y subió por sus caderas, delineando su cintura hasta que fue atrapada a la altura de su pecho, donde Ed la mantuvo, entrelazando sus dedos.

El cuerpo de Stede presionó contra el suyo y Ed se apretó en respuesta, pegando la espalda contra su pecho. El aceite mojaba y chorreaba sus nalgas y la entrepierna de Stede, así que cuando lo notó deslizarse, fue fluido hasta que fue imposible que estuviesen abrazados más cerca de lo que estaban en ese entonces.

El movimiento fue lento, casi tortuoso, un balanceo tranquilo que sus cuerpos cansados pudiesen aguantar incluso durante horas, con el que la rodilla de Ed no sufriría. No se trataba de alcanzar un orgasmo que les quitase el aliento, sino de conectar y relajarse juntos, sentirse cerca después de días de miedo y tensión.

Ed giró la cabeza, buscando a Stede, apenas podía apreciar bien su rostro desde esa posición y cuando sus labios se juntaron el beso fue superficial, pero lo dejaría pasar por esta vez, porque Stede estaba haciendo un buen trabajo haciendo que se sintiese querido, aunque no pudiese verlo. Podía sentir sus labios y su lengua con pequeñas caricias en su cuerpo, y podía ver tanto como sentir sus manos. La que no tenía rodeada con sus dedos estaba haciendo un buen trabajo a su polla, masturbándole al ritmo de sus caderas.

Aún se sorprendía de cómo Stede trataba a su cuerpo, como si valiese algo, más que eso, como si fuese algo preciado que atesorar. Nunca había visto a nadie tener tanto apreció por la carne, y menos por una tan maltratada como la suya. Aquello debía de ser pecado en medio mundo y le encantaba.

La mano libre de Ed se retorció hacia atrás, agarrando una nalga de Stede y apretándola hacia delante para exigirle mayor velocidad. Stede jadeó mientras lo complacía hasta que un pico de placer volvió su movimiento errático.

Ed noto su oleada de placer y apoyó la mano de Stede para que lo masturbarse más fuerte, alcanzando también el orgasmo.

Permanecieron abrazados mientras los latidos de su corazón se normalizaban y después se separaron lentamente.

—No me importaría despertar así todos los días —murmuró Ed con la voz ronca y una sonrisa danzando en sus labios. 

Se giró para poder mirarlo de manera apropiada a los ojos. El cabello rubio y perfecto de Stede estaba hecho un desastre, con todos los rizos deshechos después de toda una noche bailando y de acostarse sin un gorro de dormir. La sonrisa de Ed se ensanchase, enternecido.

—Buenos días, cariño —susurró Stede antes de besarle y enredar los brazos y las piernas en un abrazo abrasador al que Ed respondió sin dudar. Con tanto lío de extremidades podía dar la falsa impresión de que se encaminaban a una segunda ronda, pero solo querían mimarse el uno al otro.

El día había comenzado casi a la hora del almuerzo de manera espléndida y ni Ed ni Stede mostraron signos de apresurarse; bañarse y ponerse ropa les llevó hasta casi el mediodía. Para entonces se morían de hambre, ya que no habían probado bocado desde el principio de la fiesta, la noche anterior, y aun entonces los nervios iniciales los había hecho comer poco y apresuradamente. Sin embargo, Ed no se mostraba muy dispuesto a moverse.

Our flag means Love [BlackBonnet]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora