Our flag means Shine

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Nada parecía adecuado. Tampoco es que el mercado tuviese mucho que ofrecer, siendo justos, a parte de un montón de cuadernos nuevos que sabía que Lucius apreciaría tanto como él.

Stede dio el enésimo suspiro en pocos minutos, mientras sus brazos apenas podían sostener la montaña de papel que llevaba encima, apilada sobre sus rodillas, balanceándose con el traqueteo del carruaje.

—Se te va a escapar el alma por la boca. ¿Qué te pasa, encanto? —le preguntó Ed, girando el cuello con cuidado de que su nariz no chocase con el otro montón que él sostenía.

Otro suspiró hizo que Ed frunciese el ceño.

—Este lugar es horrible.

—Dime algo que no sepa.

—No he encuentro nada para Louis y para Alma. Todo es anodino y hasta un poco vulgar.

—Bueno, hombre, aunque les enviases nada no creo que llegase antes de Navidad —intentó animar con torpeza y Stede volvió a suspirar tan audiblemente que Ed hasta se sintió culpable.

—¿Quién es Alma y Louis? —preguntó Mary frente a ellos, no muy contenta por ser ignorada de este modo. Una cosa es que supiese lo que había entre ambos hombres, y otra muy distinta que coqueteasen delante de ella. ¿Es que a nadie le importaba un poco cómo se sentía o en qué posición estaba ahora?

Stede se sonrojó, incómodo, mientras agachaba la mirada.

—Son mis hijos.

—¡¿Tienes hijos?! —exclamó Mary, sorprendida—. Ja, suenas como un padre encantador.

—Cierra la jodida boca, Mary —siseó Barbanegra. Mary se mordió la lengua y enrojeció de rabia, cada vez más burbujeante debajo de su piel.

—Ed, está bien —intentó calmarlo Stede, estirando sus dedos para rozar el dorso de la mano de Ed, acariciándolo—. Es cierto que no he sido el mejor padre para ellos.

—Lo estás haciendo lo mejor que puedes —defendió con tenacidad.

—¿Lo mejor que puede es abandonarlos y después mandarles algo caro por Navidad?

—¡MARY! —bramó Edward con un grito autoritario, pero incluso si Mary dió un brinco donde estaba, algo encogida por el miedo, estalló.

—¡¿QUÉ?! ¡¿VOSOTROS PODÉIS COQUETEAR IMPUNEMENTE DELANTE DE TODOS Y MIENTRAS YO ME TENGO QUE ESTAR CALLADA?! ¡NO DEJARÉ QUE NOS MATEN A TODOS POR ESTE IMBÉCIL ABANDONAHOGARES!

Barbanegra se levantó cuanto pudo dentro del carruaje, arrojando con el movimiento todos los papeles a los pies, y golpeó con el puño el techo del carruaje con tanta fuerza que parecía que iba a atravesar la madera. El carruaje se detuvo al instante y Edward abrió la puerta, casi desencajándola del sitio.

—¡FUERA! —le ordenó a Mary, y con la puerta abierta, a la vista del mundo exterior, la chica ya no parecía tan valiente. Se hizo pequeña en el asiento mientras agachaba la mirada, aún enrojecida de rabia, apretando la tela de su falda a la altura de sus rodillas, las lágrimas mojándole las pestañas.

Stede tardó unos segundos en superar el impacto inicial de la discusión antes de decidir que debía intervenir.

Se levantó y dejó con cuidado los papeles donde él estaba sentado, antes de dar el paso necesario hasta la puerta. Podía sentir los ojos atónitos de Ed sobre su nuca mientras giraba la cabeza para sonreír a Mary.

—Lamento lo descortés que hemos sido, señora. Seguiré el trayecto a pie —dijo, y con elegancia salió del carruaje, recolocándose la chaqueta.

Detrás de él, escuchó otros pies caer y levantar la tierra del camino, antes de que otro golpe cerrase la puerta del carruaje y los caballos emprendiesen de nuevo el camino.

Our flag means Love [BlackBonnet]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora