Our flag means Sincerity

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Su corazón dio un vuelco desgarrador al escuchar el grito. A la mierda su puta pierna y todo el que estuviese en su camino, Ed no había corrido tan rápido en toda su vida para llegar al camarote.

—¡Stede! —gritó Ed de vuelta, con la voz desgarrada antes de apenas alcanzar a detenerse en seco a un paso de Stede, que se había subido de un salto para sentarse en el baúl, con las piernas cruzadas de forma refinada e idiotamente casual, con una sonrisa tan sospechosa que todas las facciones de Ed se descompusieron entre el alivio y las ganas apenas contenidas de darle un puñetazo para liberar la tensión—. ¿Qué estabas haciendo?

—Me golpeé un dedo del pie con el baúl —mintió, tan mal que Ed arqueó una ceja mientras ponía las manos sobre sus caderas en jarra.

—Casi me da un puto infarto, joder.

—Lo siento, no era mi intención.

—Júrame que no tengo nada por lo que preocuparme —desafió y Stede flaqueó durante un momento ante los ojos de Ed, muy abiertos y penetrantes debajo de sus cejas arqueadas.

—Tienes mi palabra —dijo finalmente, con la voz un poco aflautada. Definitivamente debía ensayar eso de mentir, pero al menos bastó para que Ed se templó y apoyase la mano sobre su mejilla en una caricia, apartando uno de sus rizos para ponerlo detrás de sus orejas, un punto sensible que ponía siempre a Stede blando y al mismo tiempo duro en las partes correctas.

—No me des estos sustos, hombre, ya estoy viejo.

El cuerpo de Stede se balanceó hacia arriba buscando un beso, pero después recordó que se suponía que estaba enfadado con Ed.

—¿Qué esperabas que estuviese pasando?

—No lo sé. Una vez vi a un hombre salir de un barril y degollar a otro por la espalda.

Stede hizo una mueca como si pudiese sentir ese dolor en sus carnes.

—¿Ese hombre era Izzy?

—No lo era, pero me creo que pueda hacer algo como eso —respondió medio riéndose, pero al ver que Stede no se lo tomaba con tan buen humor le dio un pequeño golpecito en la mejilla con la punta de los dedos para llamar su atención—. No te va a pasar nada, yo estoy contigo.

—Eso me alivia mucho —confesó Stede, apenas pudiendo resistirse a los encantos de Ed, que estaba haciendo de nuevo esa expresión de amor y anhelo que hacía siempre que esperaba un beso.

Si estuviesen solos, Stede había enredado sus brazos en el cuello de Ed y lo habría lanzado al suelo, donde habrían tenido un buen preludio para el plato principal, antes de acabar en la cama, tan cansados y mojados como si acabasen de bañarse en el mar, y después se habría quedado dormido con Ed apoyado sobre su pecho mientras acariciaba sus mechones de sal y pimienta. Pero no estaban solos.

Ed hizo un movimiento hacia delante y Stede retrocedió un poco hacia atrás, lo cual le resultó mucho más difícil de lo que habría imaginado. Tuvo que apartar la mirada porque no soportaba lo triste que parecía Ed por su rechazo.

—Necesito un poco de tiempo a solas. Preferentemente toda la noche.

—¿Quieres que duerma fuera? Stede, yo...

—Solo por esta noche, Edward. ¡Tampoco te estoy pidiendo mucho! Tú elegiste que nos fuésemos de este modo, al menos tengo derecho a un poco de intimidad —replicó con nerviosismo y Ed se incorporó atribulado.

—¡Joder! ¡Genial! ¡Ponte como quieras!

Un poco dramático de más, pero efectivo. Había despachado a Edward rápido y ahora Stede se tiró de rodillas al suelo para poder abrir el baúl. Mary dio una gran bocanada de aire mientras Stede contenía su propia aliento ante el olor a vómito dentro de la caja. ¿Es que aquella pobre criatura tenía el estómago de un bebé? Stede la había visto ya vomitar más de cinco veces en todo el tiempo que la conocía.

Our flag means Love [BlackBonnet]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora