Our flag means Love [BlackBonnet]

Our flag means Shout

Ese no era el día de Ed y Stede. No, era el día de Mary y Doug, en el que por fin se casarían, pero Stede y Ed se habían levantado como si ellos fuesen los que estuviesen a punto de enlazarse.

La novia no iba a vestirse de blanco, hubiese parecido improcedente, siendo una viuda, y tan reciente, además, pero Ed y Stede se vestían el uno al otro de ese color. Había alguna nota más llamativa, por supuesto: un bordado marinero dorado, un pañuelo rojo, y otros delicados trozos de tela morados, pero al mirarse confirmaron que eran bastante obvias sus intenciones y ambos sonrieron sonrojados antes de compartir un dulce beso.

-Quiero pasar el resto de mi vida junto a ti -murmuró Stede cuando sus labios se separaron lo suficiente. Su mano acarició con suavidad los rizos de sal y pimienta de Ed para no destrozar su moño, adornado con lazos.

-Todo lo que soy y todo lo que tengo es tuyo -aseguró Ed, pasando la mano por su suave barba, sintiendo el calor de sus mejillas.

-Entonces lo haremos -dijo aún un tanto sorprendido y lleno de felicidad. Ed aprisionó sus pómulos entre sus manos y empujó su rostro para besarlo con avidez una y otra vez. Aún no creía que fuesen a dar ese paso.

Ed había tenido tanto miedo de preguntar directamente. Pero el tema en algún momento había surgido sin más y Stede había dicho "renuncie a todo al fingir mi muerte. Lo que tengo a partir de ahora es solo mío, y si algo me pasase, quiero que sea tuyo", y no hizo falta más explicación. Eso era un sí. Stede Bonnet quería enlazarse con Edward Teach.

No podían llamarlo "casarse". Ningún cura validaría su unión, pero a la mierda con eso. Ed no había vuelto a pisar una iglesia desde que se embarcó siendo casi un niño y aunque no había olvidado el temor infantil que el cura había imbuido en él, incentivado por el miedo piadoso de su pobre madre, había decidido que el infierno no era un mal lugar para alguien como él. Stede era incluso más moderno en ese aspecto. Libros sobre filosofía y sus propias reflexiones sobre la razón le habían conducido a un agradable agnosticismo. No sabía si había un dios, pero definitivamente si existía este no regía su vida, y desde luego no necesitaba que diese su aprobación a la unión que quería formar con Ed.

Como co-capitanes, ellos mismos tenían la potestad legal dentro de su barco para realizar su propio matelotage y unirse formal y permanentemente, prometiendo cuidarse mutuamente y mezclando para siempre todas sus posesiones.

Aunque a Ed y a Stede no les gustase dedicar mucho tiempo a pensar en la muerte, era algo inevitablemente presente, y más en la vida pirata. Su intención era enlazarse tan pronto hubiesen embarcado en la Venganza, después de la boda de Doug y Mary.

Stede se dejó llevar por la pasión un poco, hasta que consiguió resistirse y separar a Ed de él, que protestó de una forma que le resultó adorable y le hizo sonreír.Cogiéndolo de la mano, lo acercó hasta el escritorio de su habitación, donde Stede había escrito una carta a Mary de parte de ambos comunicándole sus intenciones. Ed aún era demasiado tímido con su letra trémula y su mala ortografía como para redactar una sola línea él mismo, pero firmó con su propio nombre al lado del de Stede al final del texto.

Stede levantó el papel y lo agitó con cuidado para que se secase más rápido. Después lo dobló cuidadosamente y lo metió en un sobre.

-Lo dejaremos para que lo lea mañana, cuando ya nos hayamos ido. Hoy es su día y no debemos eclipsarlo -opinó Stede.

Unos pasos ágiles anunciaron la llegada de Mary Teach antes de que tocase a la puerta y abriese sin esperar invitación. El embarazo había redondeado sus mejillas y su vientre ya no podía ocultarse a pesar de las capas de ropa, aunque ella tampoco lo pretendía. Había comenzado una nueva vida y había disfrutado en las últimas semanas de la tranquilidad de la tierra. Ahora estaba feliz y radiante aunque un poco ansiosa porque después de tanto tiempo los tripulantes de la Venganza fueran a partir. Tampoco podía quejarse, los chicos se habían quedado mucho más tiempo del planeado.