| 𝐈𝐕 : los fines de semana son para la iglesia |

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【 C A P Í T U L O   C U A T R O 】

Los fines de semana son para la iglesia ❞


   Me quiero cortar la pija que no tengo.

¡Maldigo el día en que me dieron una forma física y la capacidad de sentir dolor!

Al fin despiertas, dijo Ra, sonando como si hubiera esperado aaaaaños.

Y maldigo el día en que éste apareció también.

Ah, ah, sin arrepentimientos ahora. Acepta tu nuevo destino porque estaremos aquí por mucho, mucho tiempo. Y somos varios locos de atar dentro de esta caja fría y media vacía.

¿Media vacía?

Así que, por el momento, yo estoy sentado en el asiento del capitán para controlarte y ayudarte a que no nos convirtamos en merienda para los buitres.

«Bacán, ahora tengo trastorno de identidad disociativa».

En el plano físico, sentí que alguien me tocó el brazo... con una caricia rara y al tiro abrí mis ojos para intimidar al gil que me estaba tocando sin mi consentimiento, pero, ups, descubrí que no puedo moverme. Ni siquiera para fulminar al hombre junto a la cama donde estoy tendida.

Te dieron algo...

«No me digas... ¿No viste qué?».

Si tu mente se apaga, hija, no puedo ver más allá. Solo oscuridad y acompañarte mentalmente para que nada te toque. Eres como esas cajas humanas que muestran mini humanos.

El hombre junto a mí era terriblemente pecoso, como la Fay, y tenía un aire triste, como si necesitara terapia-hobbies-aventuras urgente. Se movía con gracia, analizando mi cuerpo y mis reacciones. Cuando notó que lo estaba mirando, no se sorprendió, simplemente parpadeó con normalidad, me hizo una guerra de miradas... y de nuevo siguió con su trabajo de sacarme sangre.

No pude reaccionar exteriormente, pero por dentro me sacudí tan fuerte que se me salió un graznido de miedo.

Eso llamó la atención del arconte. Supongo que podía sentir mi corazón acelerado y que mi piel repentinamente estuviera cubierta de sudor. Él comprendió mi reacción... y apartó la jeringa. Me hizo un gesto de que guardara silencio y se alejó.

Pude respirar otra vez.

¿Le temes a las agujas?

Ignoré a Ra. Sé que es un miedo patético, considerando que puedo romper y quemar un tubo de metal con un solo movimiento de mano... pero no podía evitar entrar en pánico cada vez que las veía. Su sola vista me hacía sudar en partes en las que normalmente no sudaría.

—Te inyecté morfina —habló el arconte, por fin, con voz tranquila, aterciopelada; perfecta para tratar con pacientes—, pero considerando tu sistema demoníaco, pasará en unos minutos... veo que ya puedes mover la boca.

—Chú... pala...

Síp, me caes bien.

El arconte esbozó una pequeña sonrisa.

—Tu mente está funcionando bien, al parecer.

—¿Qué... quieren de mí... exactamente? ¿Usarme como rehén... para una recompensa? Les... digo al tiro que mi familia prefiere reemplazarme... con un perro antes que pagar más de 5 lucas... en mi rescate. —no añadí que era porque ellos sabían que, de alguna u otra forma, encontraría la forma de librarme de cualquier situación y llegar a ellos.

Descendientes de sangre, tormenta y espina. | SAGA ULTRAMUNDO - 1 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora