Descendientes de sangre, tormenta y espina. | SAGA ULTRAMUNDO - 1 |

| 𝐗𝐈𝐈𝐈 : ¡me sé la llave dactilar wuxi! |

【 C A P Í T U L O   T R E C E 】

❝ ¡Me sé la llave dactilar Wuxi! ❞

No podemos perder tiempo aquí, me decía Ra, mientras me adentraba al colegio luego de que hicieran un show en inspectoría por mi atraso. Fácil: les dije que es ilegal prohibirme educación y si no me dejaban pasar los demandaría y como mi tía es una abogada conocida y famosa y en el colegio saben que soy capaz de prenderles fuego, me dejaron entrar solo con una mirada de odio.

¿A qué hora sales de esta cárcel?

—Ah, tenemos pa rato. Tengo jornada completa y es lunes, salgo a las cuatro.

¡Una eternidad! No debemos perder tiempo: debemos entrenar, debemos ir por la mamá de la Meli y por ese demonio atalya, ¡esto solo te retiene!

—Aprendamos un poquito, Ra. ¿Hace cuánto que no has ido a la escuela?

Esto no es muy ultramundano que digamos.

—No vengo al colegio por gusto, tampoco, no aprendo nada más que odiar más a los humanos.

¿Y por qué vienes, entonces?

No le respondí y me dirigí a mi sala. Segundo medio «A».

No pasó ni una hora en la sala y me vi en la obligación de salvar el día.

—¿Saben lo que pienso? —preguntó la Milena.

—No —dijo la Fay, con amabilidad, al mismo tiempo que el Camilo y yo decíamos con sorna—: a nadie le importa.

—Exactamente —dijo la princesa—. ¡Nadie me escucha! ¿Cuántas veces tengo que decir que estos tres son un peligro para la seguridad escolar? He conversado esto con mi mamá y, como sabrá, director, es carabinera; y estamos como en las mismas, cree que Camilo, Isidora y por sobre todo Faylín, son un riesgo.

—¿Yo? —la Fay por poco no llora.

—No te hagas la mosquita muerta.

—¿Cómo es que eres tan patética como para meterte con la mina que pide permiso para tocar los productos de un supermercado? Con dos dedos de frente, bájale a tu ira interna, no sé, anda a abrazar árboles, a tocar pasto o qué sé yo. —no pude evitar gruñirle.

¡A esto me refiero con dejar el lado humano, niña! ¡El colegio puede esperar, tienes muchas cosas que hacer como para perder tiempo aquí!

«Calmao, arreglemos esto acá y nos vamos. Si aún puedo escapar».

¡Menos humana!

—A ver, a ver —el Lucho levantó las manos cuando cachó que la Mila me iba a reclamar algo—. ¿Cómo pasó todo esto? ¿Me pueden repetir?

—Yo solo miré a Isidora, señor, porque soy la presidenta del curso y tenía que preguntar si pagaron la cuota para el paseo de fin de año, y ésta desubicada me dijo...

—Que no voy a ir po, si me caen todos como el pico.

—Y eso no fue lo peor, después se metió el rarito del Camilo, quien ni siquiera es parte de nuestro curso, se metió a la sala por sapo y me dijo que la única posibilidad de que soportaría una hora y media de viaje en bus conmigo sería si le pusiéramos agua al radiador. ¡Con eso moriríamos!

—Nunca tuve fe de que entendiera. —el Camilo rodó los ojos.

—¿Y solo por eso? —ladró el Lucho—. ¿Porque no te gustaron sus respuestas?