| 𝐗 : jamás pensé que lilith tuviera una obsesión con hello, kitty |

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【 C A P Í T U L O   D I E Z 】

 Jamás pensé que Lilith tuviera una obsesión con Hello, Kitty 


—Algo está pasando, te lo digo...

—¿Qué cosa podría estar pasando?

—No sé, pero pasa. ¿No sientes como nuestra energía se debilita? Poco a poco, es... raro. El mundo empezó a verse... brillante, lo noté porque salí hoy en la tarde y el sol casi me deja ciego —la criatura que hablaba, como si tuviera los dientes más grandes que Norma Elizondo haya visto, continuó—. ¿Acaso crees que finalmente ha llegado nuestro fin?

Alguien le pegó y éste chilló como si le hubiera partido la cabeza.

—¿A qué viene ese aire tan depresivo? No digas tonterías, la señora ya viene y verás que nuestro fin está tan lejos como tu inteligencia.

—No es necesario insultarme.

—Prepárate y asegúrate que el resto haga todo lo que les ordené.

—Sí, señor.

No sé dónde estoy metida. Primero estaba sumida en esa oscuridad, escuchando las voces de los duendes o lo que sean esos giles que están hablando tonterías, y ahora el mundo... se iluminó y estoy de pie en medio de un salón elegante, con muchas alfombras, sillones de estampados florales y terciopelo, todo el ambiente muy cálido debido a la gran chimenea en la pared del fondo y todo decorado a lo gótico del siglo XVIII, con cuadros con gente que lucía perturbada y candelabros colgando de las paredes. 

En esta pesadilla, porque dudo que no lo fuera, no soy nadie más que yo. No estoy convertida en ninguna mujer al azar como usualmente pasa, solo soy yo, siendo un ente que puede flotar de aquí para allá; así que me moví por el salón, donde apareció la figura de una mujer de cabellos rojos -no pelirrojo, rojo, como la sangre y el regaliz- y ondulados, cargaba con una estupenda y rígida postura que mi profesora de ballet, la señora Emery, aplaudiría de rodillas. 

Esta mujer se paseó mientras se mordía las uñas hechas de acrílico... de Hello, Kitty, más largas que mi presunto futuro.

Estilo.

—¡Señora Lilith! —alguien gritó a nuestras espaldas y ambas giramos al mismo tiempo, pero yo me llevé un susto al ver a un pájaro literalmente pegado a mi cara.

—Qué feo.

Ra se llevó una mano al pecho, ofendido.

—¿Disculpa? —me mostró su mano humana—. Estaba muy emocionado y tú arruinas mi humor, mejor no hablemos. Tu negatividad podría contagiarse —entonces saltó como niño chiquito—. No inventes —y no sé de dónde chucha sacó el «no inventes»—, ¿dónde demonios estamos? Ay —materializó una cámara y empezó a tomar fotos por todos lados, incluyendo el piso—, esto es tan divertido. Es como ir al zoológico, a cualquier lugar abierto, la verdad, porque claro, Isidora nunca me saca a pasear. Soy como Rapunzel en la torre, hermosa, con plumas envidiables y con ganas de un buen revolcón... en el pasto.

Se corrigió cuando vio que lo iba a pellizcar.

—¿Qué hací aquí, cabeza de codorniz? —le pregunté. Su presencia me parecía extraña, porque lo veo y lo siento, pero usualmente en mis sueños solo siento su mano agarrando la mía, pero na da como esto—. Esta es mi pesadilla.

—No, no es una pesadilla —dijo y el flash de la cámara casi me deja ciega. Entonces, hizo con un gesto con las manos que me pareció muy familiar—. Es una... viiiiisiiiiióóóón.

Descendientes de sangre, tormenta y espina. | SAGA ULTRAMUNDO - 1 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora