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when the night falls down
i wait for you, and you come around
and the world's alive
with the sound of kids on the street outside
when you walk into the room
you pull me close, and we start to move
and we're spinnin' with the stars above
and you lift me up in a wave of love
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La primavera llegó acompañada de una inusual temporada de lluvias. En Paradise, esto ocurría en veranos o inicios de otoño, por lo que fue una sorpresa para ambos Ackerman este fenómeno en lo que solo podían intuir que era primavera.
No era malo, al contrario, las lluvias parecían mejorar el ánimo de Margot y para ellos era un buen encubrimiento de cualquier rastro. Especialmente por realizar su viaje a lo largo de la costa. No faltaba mucho para llegar al cruce entre Turquía y Bulgaria, un estrecho menos angosto gracias al retumbar y la ruta más rápida hacia el centro de Europa. Una vez que llegaran al otro lado se adentrarían de nuevo al continente, al menos hasta que llegaran a la frontera entre Yugoslavia e Italia. Esa sería su única y última parada en las costas antes de partir directamente a Suiza.
Ninguno tenía una idea muy precisa de cómo decidirían donde asentarse más allá de una fuente de agua cercana.
Mikasa pensó durante una mañana lluviosa que, quizás, la vida nómada no sería tan mala siempre que estuviera con esta pequeña sociedad que había creado. Especialmente ahora que la vegetación estaba creciendo de nuevo gracias al tiempo y las lluvias constantes. La maleza tría una gran esperanza consigo, haciendo que fuera más fácil seguir adelante.
La Ackerman no recuerda cuando fue la última vez que se abrió paso entre escombros y cadáveres deformes más allá de todo rastro reconocible. Sin duda, eso también le ayudó a dejarse llevar por este estilo de vida costeño.
