CAPÍTULO-15

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El bosque estaba iluminado con tonos verdes anaranjados, no reconocía los arboles que me rodeaban, pero una sensación extraña invadió mi corazón, paz y caos al mismo tiempo, esperanza y miedo, una paleta de emociones combinadas que me aturdían de alguna manera.

Estaba soñando, y parecía ser consciente de ello, eso era lo que más me inquietaba, porque por mucho que quisiera no podía despertar.

Vi como una joven pelirroja mas o menos de mi edad se acercaba hacia mí con lágrimas en los ojos. ¿Quién era?, ¿qué estaba pasando?

-Ya vienen -me decía, con un miedo en el rostro difícil de describir.

Yo no dije nada, no sé muy bien por qué, pero sentí como si me estuvieran clavando algo en el corazón.

-Mamá, di algo...

-Deben haberlo percibido -dije, pero esa no era mi voz-, deben haber percibido tu poder.

-¿Qué vamos a hacer? -miró hacia los árboles, como si alguien pudiera oírnos.

-Huir -la cogí de la mano, mi cuerpo no me pertenecía, obraba sin darme cuenta, como si solo fuera una simple espectadora.

La chica negó con la cabeza.

-Este ha sido siempre nuestro hogar.

-Mi hogar, cariño -mi mano, la cual me era imposible de reconocer, rozó su mejilla, acariciándola-, está donde estés tú -me sonrió-. Te pareces tanto a tu padre... -sentí algo parecido al orgullo, aunque también había tristeza en mis palabras.

-Ojalá estuviera aquí -la joven dirigió una mirada fugaz hacia su colgante, una cuerda negra con un sencillo anillo de hierro colgando.

-Él murió para protegernos de ellos, es peligroso tener un poder como el nuestro.

-Tú perdiste parte del tuyo cuando me tuviste a mi -parecía sentirse culpable-, yo te lo robé.

-No, cariño -la abracé-, tú te lo ganaste, lo heredaste, considéralo un don, un regalo - sonreí-. Podrías llegar a ser la bruja más poderosa de este mundo si te lo propusieras -le besé la frente-. La sangre de las primeras brujas corre por tus venas, las brujas más poderosas que han existido.

-Tu sangre -dijo, con voz dulce.

-Solo te falta aprender a usarlo, aprender a no dejar rastro.

-No saber controlar mi propio poder le costó la vida a padre, no quiero que pase lo mismo contigo.

-Eres mi hija, te quiero -se me hizo un nudo en la garganta- y voy a hacer lo que sea necesario para protegerte.

La pelirroja secó sus lágrimas con la manga de su vestido verde oscuro y miró hacia la pequeña cabaña, que era su hogar.

-Deberíamos irnos si queremos llevarles ventaja -dijo, irguiéndose, esa era su forma de decirme que estaba lista para huir.

Corrí hacia la cabaña para coger algunas cosas imprescindibles para el viaje, debíamos irnos cuanto antes. No me pasó desapercibido el gran numero de hierbas que había dentro, entre otras cosas, supe que eran para hacer pociones. Mientras estaba cogiendo lo más importante, mi cabeza se giró hacia la ventana y el hermoso paisaje no fue en lo único que me fijé. Mi reflejo, mi cara... era distinta, pero me resultaba familiar, pues esa cara joven, esos ojos, esa mirada... era la misma que la de esa anciana que pasó una noche de tormenta por el umbral de nuestra puerta.

Era la bruja.

Entonces supe que eso no era un simple sueño, era un recuerdo, el recuerdo de una madre que perdió a su hija hacía ya mucho tiempo.

EN EL CORAZÓN DE UN MONSTRUODonde viven las historias. Descúbrelo ahora